viernes, 2 de octubre de 2020

Los ángeles custodios

 La existencia de ángeles es una verdad de fe, un misterio fascinante. Sabemos por la revelación que hay un orden de  criaturas superiores al hombre, puramente espirituales que han sido creadas para servir y alabar a Dios, y que prestan servicios a los hombres. 

El ángel custodio

Dios les envía como mensajeros para que ayuden a los hombres a llegar a su fin. Con su intervención los ángeles aclaran en nuestras mentes cuál es la voluntad de Dios para nosotros y nos hace ver los medios que en cada momento hemos de poner en práctica. El ángel puede llegar a nuestra imaginación directamente —sin el vehículo de las palabras—, suscitando imágenes, recuerdos, impresiones que den luz para seguir nuestro camino.

Meditemos algunos textos que nos ayuden a tener más devoción a nuestros ángeles custodios.

«Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia» (S. Jerónimo, Coment. a S. Mateo 18, 20).

«Cristo es el centro del mundo de los ángeles. Los ángeles le pertenecen: (…) los ha hecho mensajeros de su designio de salvación: "¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con las misión de asistir a los que han de heredar la salvación?" (Hb 1,14)» (Catecismo de la Iglesia Católica, 331).

«El hombre se encuentra en la vida presente como en un camino por el que ha de marchar hacia su patria. En este camino le amenazarán muchos peligros, tanto interiores como exteriores... Y por eso, como a los que  van por caminos inseguros se les da guardia; así también a cada uno de los hombres, mientras camina por este mundo, se le da un ángel que le guarde» (Santo Tomás de Aquino, S.Th., I, q. 113, a.4, in c).

«Para obrar bien (…) guarda Dios al hombre a modo de maestro universal cuya instrucción llega al hombre por mediación de los ángeles, como queda dicho» (S.Th., I, q. 113, a.1, ad 2).

«Si el ángel custodio se aleja a veces del hombre (...) los demonios están siempre asediándonos, según aquello de San Pedro: “Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quien devorar” (1 Pe 5, 8). Luego mucho más los ángeles buenos estarán siempre a nuestro lado» (S.Th., I, q.113, a.6, sc).

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