La existencia de ángeles es una verdad de fe, un misterio fascinante. Sabemos por la revelación que hay un orden de criaturas superiores al hombre, puramente espirituales que han sido creadas para servir y alabar a Dios, y que prestan servicios a los hombres.
El ángel custodio |
Dios les envía como mensajeros para que ayuden a los hombres a llegar a su fin. Con su intervención los ángeles aclaran en nuestras mentes cuál es la voluntad de Dios para nosotros y nos hace ver los medios que en cada momento hemos de poner en práctica. El ángel puede llegar a nuestra imaginación directamente —sin el vehículo de las palabras—, suscitando imágenes, recuerdos, impresiones que den luz para seguir nuestro camino.
Meditemos algunos
textos que nos ayuden a tener más devoción
a nuestros ángeles custodios.
«Grande es la
dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia»
(S. Jerónimo, Coment. a S. Mateo 18,
20).
«Cristo es el
centro del mundo de los ángeles. Los
ángeles le pertenecen: (…) los ha
hecho mensajeros de su designio de salvación: "¿Es que no son todos
ellos espíritus servidores con las misión de asistir a los que han de heredar
la salvación?" (Hb 1,14)» (Catecismo
de la Iglesia Católica, 331).
«El hombre se
encuentra en la vida presente como en un camino por el que ha de marchar hacia su
patria. En este camino le amenazarán
muchos peligros, tanto interiores como exteriores... Y por eso, como a los
que van por caminos inseguros se les da
guardia; así también a cada uno de los
hombres, mientras camina por este mundo, se le da un ángel que le guarde» (Santo
Tomás de Aquino, S.Th., I, q. 113,
a.4, in c).
«Para obrar bien (…)
guarda Dios al hombre a modo de maestro
universal cuya instrucción llega al
hombre por mediación de los ángeles, como queda dicho» (S.Th., I, q. 113, a.1, ad 2).
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