Comienza un nuevo año. A finales del que acaba de terminar me había propuesto dedicar todas las entradas de 2021 al Año de San José, que proclamó el Papa Francisco el 8 de diciembre pasado. Sin embargo, el día de Navidad, una lectora del blog me escribió para sugerirme que tocara temas “para poder discernir sobre el Final de los Tiempos”.
Bartolomé Esteban Murillo. Las dos trinidades (1670-1680) |
Sin
pensarlo demasiado, le contesté lo siguiente [lo que pongo en negritas es posterior a la redacción original del 25 de
diciembre].
«Gracias y tendré en cuenta tu sugerencia. Sigo en contacto con personas
que me merecen confianza respecto al final de los tiempos. Son muchas voces. No es fácil hacerse una idea de los tiempos y el
modo en el que el Señor ha previsto que sucederá lo que está profetizado. Por
otra parte, la mayoría de los buenos cristianos viven muy al día, y ni
siquiera se interesan por relacionar lo que sucede actualmente en el mundo
con el fin de los tiempos. Suelen decir: "siempre ha habido momentos turbulentos en la historia".
Tampoco hacen ningún caso a los videntes o las apariciones de la Virgen. A
veces pienso que eso es lo más sensato, dentro de todo. Porque lo importante es estar siempre en proceso
de conversión: estar bien preparados en todo momento. Cuando llegue lo que
tenga que llegar, en ese momento, nos adaptaremos a lo que Dios quiera de
nosotros, con su gracia. En este sentido, me parece muy bueno el artículo
de Bruno Moreno en InfoCatólica.
En fin, como ves, en las circunstancias en que vivimos me resisto un poco a hacer conjeturas o
a dar por hecho [en el sentido de un asentimiento absoluto, como el de un acto
de fe en la Revelación] que ya estamos en "los últimos tiempos" (…).
Si, dentro de poco, se confirma que efectivamente estamos en los últimos
tiempos [tal como parece, por las muchas señales que hay], y aparece el
Anticristo, y la gran tribulación y llega el Aviso [anunciado en Garabandal],
etc., etc., entonces nosotros tendremos
la ventaja de conocer un poco más todo lo que va llegando, y eso será un
impulso para nuestra conversión y el apostolado que hagamos. Pero los que no se
han interesado por todo eso en la actualidad, y son buenos, también estarán preparados para lo que
venga [sin necesidad de que se interesen por las apariciones actuales de la
Virgen, etc.].
Me he alargado un poco, pero es como una explicación de porqué prefiero [por
el momento] no poner en Ecos [de
Garabandal] cosas relacionadas con los últimos tiempo y, en cambio, escribo sobre cómo vivir más plenamente la
vida cristiana, aprovechando lo que tenemos ahora: la Palabra de Dios, el
Magisterio de la Iglesia, la teología, las devociones marianas, la devoción a
San José, etc.». Hasta aquí lo que escribí hace una semana.
Al
día siguiente, la referida lectora me envió un breve mensaje de la Virgen a Mirjana, vidente de Medjugorje, del 2
de junio de 2012, que dice lo siguiente [las negritas son de la lectora del
blog]:
“Por medio de este amor salvífico y del Espíritu
Santo, Él me ha elegido y yo, junto a Él, los elijo a ustedes para que sean
apóstoles de su amor y de su voluntad. Hijos míos, en ustedes recae una
gran responsabilidad. Deseo que ustedes con su ejemplo, ayuden a los pecadores
a que vuelvan a ver, a que enriquezcan sus pobres almas y a que regresen a mis
brazos. Por lo tanto: oren, oren, ayunen y confiésense regularmente”.
En
estos días de mayor calma, he reflexionado despacio sobre todo esto, y he pensado
hacer lo siguiente:
1)
Poner en marcha un nuevo blog,
dirigido especialmente a los sacerdotes, que lleva por título “Reflexiones
sobre el Año de San José”. De esta manera, podré continuar enviando a
muchos sacerdotes las “cápsulas en tiempo
de pandemia” que escribí desde el 13 de mayo hasta el 15 de noviembre de
2019 (94 en total). A partir del 16 de julio (“cápsula 33”: Nuestra Señora del
Carmen), esos escritos también están en “Ecos de Garabandal”.
2)
De esta manera, podré continuar escribiendo en “Ecos de Garabandal” temas para “poder discernir sobre el Final
de los Tiempos”, como me sugería la amable lectora a quien agradezco haberme
hecho reflexionar. Me parece que sí
podemos tratar de discernir sobre lo que está sucediendo en nuestra época y
sobre las “muchas voces” que recibimos y que, en última instancia, Dios permite
que escuchemos. Cada uno, guiado por el
Espíritu, intentará distinguir entre lo bueno y lo malo, como nos aconseja San Pablo:
«No apaguen el Espíritu, no
desprecien lo que dicen los profetas. Examínenlo todo y quédense con lo bueno.
Eviten toda clase de mal donde lo encuentre. "Que el Dios de la paz los haga santos en toda su
persona. Que se digne guardarlos sin reproche, en su espíritu, su alma y su
cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor. El que los llamó es
fiel, y así lo hará» (1ª Tesalonicenses 19, 24).
El mensaje de
Garabandal es muy rico y tiene una
admirable unidad. He pensado que no
se puede separar su contenido escatológico de lo demás: es una urgente (¡ya!,
¡ahora!) llamada a la conversión (ser buenos, hacer penitencia, meditar en la
Sagrada Pasión, tener un amor más grande a la Eucaristía, rezar por los
Pastores, acudir para todo a la Virgen, etc.).
Intentaré colaborar en esta tarea teniendo en cuenta la responsabilidad que tenemos y la gran necesidad de que todos regresemos a los brazos de Nuestra Madre. ¡Muchas felicidades en este Año 2021 que comienza, y que la Trinidad del Cielo y la de la tierra -Jesús, María y José- nos bendigan abundantemente!
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