sábado, 24 de octubre de 2020

Lección de amor

     El evangelio de la Misa del Domingo XXX del tiempo ordinario (Ciclo A), nos presenta la enseñanza de Jesús sobre el Mandamiento del Amor (cfr. Mt 22, 34-40). El Evangelio, la Buena Nueva, que anuncia la Iglesia es que Dios envió a su Hijo, para manifestarnos su Amor y darnos la gracia para que nosotros vivamos en ese Amor. Sin embargo, aunque todos los hombres llevamos grabado en el corazón ese mandamiento y, con el Bautismo, el Espíritu Santo purifica y regenera nuestra conciencia de esa verdad, es necesario recomenzar a aprender a amar, una y otra vez. Hay que reconocer que todavía nos falta mucho para amar, de verdad, a Dios y a nuestros hermanos, en las circunstancias ordinarias de la vida corriente.
Pablo Picasso, Ciencia y caridad (1897)

     En este sentido, me parece oportuno hacer referencia a un escrito en el que el P. Carlos Cardona, analizaba “Camino”, el conocido libro de San Josemaría Escrivá, como un libro que enseña a amar. Lleva por título: “Camino, una lección de amor, Ed. Rialp, 1988”. Copio algunos párrafos que ilustran la necesidad de aprender a amar y de enseñar a los demás a amar.

     “El motivo conductor [de Camino] era siempre el mismo: el amor a Dios, el Amor, porque «¡no hay más amor que el Amor!» (Camino, n. 417)”. “«Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor», es la primera exhortación de Camino. «Enamórate, y no "le" dejarás», es su último consejo. Y a lo largo de 999 puntos, este libro todo entero está dedicado a enseñar a amar. A amar siempre, en todo momento y en cualquier circunstancia: a amar intensa y totalmente”.

     “Es el amor el que cualifica la vida del hombre, le hace radicalmente bueno o malo según la dirección de su amor, y es el amor el que proporciona a la persona su valor real y decisivo. Aquí y sólo aquí es donde realmente somos todos iguales: en nuestra capacidad de amar”. “Aquí ya no es cuestión de estar dotados —como para -la ciencia o el arte o cualquier otra ocupación sectorial humana—: en la capacidad de amar somos todos realmente iguales. Y es ahí donde al final podemos ser todos diferentes, según lo que cada uno haya hecho libremente con su amor, según lo que haya amado sobre todas las cosas (,,,).  Camino enseña a hacer de todo un acto de amor. «Hacedlo todo por Amor. —Así no hay cosas pequeñas: todo es grande. —La perseverancia en las cosas pequeñas, por Amor, es heroísmo» (n. 813). Y el heroísmo en la caridad, en el Amor, es justamente la esencia de la santidad a la que todos estamos llamados, sin excepción”. Nuestra Madre, con su vida, nos muestra el camino del Amor.

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