La
Transfiguración del Señor, que todos los años se
celebra el 6 de agosto, es una fiesta que meditamos en el 4° misterio luminoso del Santo Rosario. Por lo tanto, es un día
para pedir al Señor que envíe su Luz
para ver más claramente lo que Él espera de nosotros. Por otra parte, también
es un “acontecimiento de oración” (cfr. J. Ratzinger, Jesús de Nazaret
II). Jesús lleva al “monte de Yahvé” a tres de sus discípulos, para orar.
Esto nos recuerda la importancia que tiene la oración en la vida de los santos, como en
la de San Juan María Vianney, que escribía: “El hombre tiene un hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oráis y
amáis habréis hallado la felicidad en este mundo” (cfr. 2ª lectura de la
Liturgia de las Horas en la memoria del Cura de Ars). Y “la oración no es otra cosa que la unión con Dios”. La oración
dilata nuestro corazón, que es pequeño, para que sea capaz de amar a Dios. Es
toda una catequesis sobre la oración la que nos da el Cura de Ars.
Pero también en el resto de los misterios
luminosos encontramos las características
de una verdadera oración, que debe
ser trinitaria. Durante el Bautismo del Señor (1er misterio luminoso) se
escucha la voz del Padre y el Espíritu Santo, en forma de Paloma, se posa sobre
el Hijo. Es una oración que parte de sabernos pecadores (Jesús, el Santo de los
santos, se forma en la cola de los pecadores, para darnos ejemplo). No
podríamos acercarnos de otra manera a la Santísima Trinidad, más que con
arrepentimiento sincero de nuestros pecados.
La oración ha de ser mariana (2°
misterio luminoso). María, en las Bodas de Caná, nos da ejemplo de cómo
acercarnos a Jesús: con palabras breves, con decisión, confiando plenamente en
Él. El 5 de agosto celebramos en la Iglesia la Dedicación de la Basílica de Santa María, en el monte Esquilino,
Roma. Es la primera iglesia dedicada en honor a Nuestra Señora, en Occidente.
Fue en época del papa Sixto III (432-440), justo después del Concilio de Éfeso
(431).
La oración ha de nutrirse de la Palabra (3er misterio luminoso), en la
enseñanza del Señor, a través de sus parábolas, que nos iluminan y nos llevan a
la conversión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario