Esta
semana, por distintos motivos, he estado bastante ocupado. He tenido poco
tiempo para escribir. Sin embargo, he podido leer algunos escritos que me han gustado y que deseo compartir con los
lectores de este blog.
Hans Memling. Díptico del descendimiento de la Cruz y llanto de las santas mujeres (1475) |
Uno de
ellos es la 4ª predicación cuaresmal del Padre
Raniero Cantalamessa, dirigida al Papa y a sus colaboradores. Todas sus
meditaciones de este año han versado las “virtudes cristianas” que menciona San
Pablo en la parte parenética de la Carta
a los Romanos (capítulos 12 a 15). El P. Cantalamessa traza el plan de sus
predicaciones cuaresmales de 2018 con estas palabras:
“A partir del capítulo 12 de la Carta a los Romanos se
enumeran todas las principales virtudes
cristianas, o frutos del Espíritu: el servicio, la caridad, la humildad, la
obediencia, la pureza. No como virtudes que hay que cultivar por sí mismas,
sino como necesarias consecuencias de la obra de Cristo y del bautismo” (Sermón
del 23-II-2018).
En su
primera predicación (23 de febrero) comenta Rom 12, 2: “No os conforméis a la
mentalidad de este mundo”. En las siguientes (2, 9, 16 y 23 de marzo) reflexionará
sobre cuatro virtudes cristinas
mencionadas por San Pablo: caridad, humildad, obediencia y pureza. Todas
ellas se pueden leer completas en la página “Sermones de la
Casa Pontificia”.
En la de
esta semana se detiene a comentar la virtud
de la obediencia, de manera elocuente y, a la vez, muy práctica.
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Vale la
pena también leer parte de la conferencia
que dio el Cardenal Robert Sarah,
Prefecto de la Congregación para el Culto divino y la Disciplina de los
Sacramentos, a un grupo de universitarios en Toronto, Canadá.
En ella,
el Cardenal Sarah vuelve sobre un tema muy querido para él: la necesidad del silencio para
conocernos a nosotros mismos y a Dios. Las ideas que expone no son nuevas pero
sí la manera de decirlas. El Cardenal Sarah ve con mucha claridad que la gran
carencia de nuestro mundo es la falta de
interioridad, para dar valor a lo que lo tiene verdaderamente.
"Si nos damos a las cosas efímeras e insignificantes, nos
vamos a entender a nosotros mismos como efímeros e insignificantes; si nos
damos las cosas bellas y eternas, nos entenderemos a nosotros mismos como
bellos y eternos" (citado por Gaudium Press).
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Otro artículo
que me ha parecido muy interesante ese el de don José Luis Aberásturi, un
sacerdote filólogo, filósofo, teólogo y que tiene mucho sentido del humor y
gracia al escribir.
Esta
semana ha escrito sobre el aparente “reverdecer” del espíritu del Concilio
Vaticano II. El artículo lleva por título: Lo
que nació “muerto” no puede “resucitar”. Comenta, con gran claridad
y sin ninguna pretensión de ser “políticamente correcto” lo que sucedió en el
Concilio y lo que ha sucedido en la Iglesia, en estos 50 años desde su conclusión.
“Al pan pan y al vino vino”. Hay que
decir las cosas como son. Ojalá que muchos autores se animen a hablar y a
escribir así: claramente y, al mismo, tiempo, con respeto hacia las personas,
sin faltar a la caridad.
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Por fin, recomiendo
la lectura de un artículo sobre las apariciones de la Virgen en Garabandal. Su
autor es don Javier Paredes. Lo escribió el 20 de febrero pasado. Se titula: El éxito de la película
de Garabandal. Don Javier cuenta cómo aceptó a representar el papel
del obispo de Santander en esa filmación y dice que su participación
“No ha tenido más intención que la de ayudar a que se aclaren
las cosas y difundir sus mensajes por el bien de las almas, que por otra parte
son los que siempre ha recomendado la Iglesia: que hay que darle la importancia
que se merece a la Eucaristía, que hay que hacer penitencia por nuestros
pecados y los del mundo entero, que hay que meditar con frecuencia la Pasión
del Señor, y como primera condición de todo esto que hay que ser buenos”.
Aunque la
película ha tenido mucho éxito, lo que le importa más a don Javier son los
frutos apostólicos que se están derivando de esta iniciativa “porque la
película llega al corazón e invita a ser mejor persona”.
Don
Javier recomienda leer el libro escrito por Santiago Lanús, Madre de Dios y Madre Nuestra (Fátima,
Amsterdam y Garabandal), que también recomendamos nosotros y que se puede
bajar aquí en la
versión anterior, argentina, Con Voz de
Madre.
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