El Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, está en Alemania. El 31 de agosto, se reunió en Colonia con unas mil doscientas personas. Una de las preguntas que contestó fue la de un niño que espontáneamente se dirigió a él para indagar por qué Dios no mata al diablo. Mons. Echevarría le contesta con sencillez, adaptándose a su edad, y le recuerda que Dios nos deja en libertad, también al diablo, hasta que llegue la Victoria Final.
Estamos en un tiempo en el que se intensifica la batalla por las almas. Satanás está más activo que nunca. No se resiste a perder una sola alma y pone todo su empeño en tratar de engañar a los hombres para arrastrarlos con él al infierno. Sin embargo, es más fuerte la protección de Nuestra Madre. Sabemos que el demonio huye despavorido cuando rezamos el Santo Rosario, todos los días, con amor y devoción.
En estos momentos de amenazas de guerras y anuncios de tribulaciones, debidas a las artimañas del diablo, vale la pena repasar algunos mensajes que la Señora de todos los Pueblos, vencedora del demonio y causa de paz y salvación, comunicó a Ida Peerdeman, en Ámsterdam, en los años cincuenta del siglo pasado. Los transcribimos del libro Con Voz de Madre, pp. 198 a 201. Pero antes, veamos la importancia que tiene en la actualidad, la oración que la Virgen nos dejó para que la recemos todos los días y nos protejamos así de todo mal.
Oración de la Señora de todos los Pueblos
Oración de la Señora de todos los Pueblos
La oración de la Señora de todos los Pueblos constituye, junto con la imagen, el punto central de los mensajes de Ámsterdam. La Señora de todos los Pueblos nos invita a que recemos esta breve, aunque potente oración por lo menos una vez cada día. Esta oración se originó en Ámsterdam en 1951. Desde entonces, ha recibido muchos Imprimatur. Luego que el Obispo local consultara con la Congregación para la Doctrina de la Fe (2006) con respecto a la oración, la Congregación aprobó el texto de la oración con la directiva de cambiar la cláusula original “que un día era María” por la de “la Santísima Virgen María”, debido a posibles malentendidos. Se transcribe a continuación la oración corregida, tal como lo señaló la Congregación para la Doctrina de fe (en el Anexo VII puede verse la oración y la imagen):
Señor Jesucristo,
Hijo del Padre,
manda ahora tu Espíritu sobre la Tierra.
Haz que el Espíritu Santo habite
en el corazón de todos los pueblos,
para que sean preservados
de la corrupción, de las calamidades
y de la guerra.
Que la Señora de todos los Pueblos,
La Santísima Virgen María,
Sea nuestra Abogada.
Amén.
Extractos de algunos mensajes de la Señora de todos los Pueblos
Ustedes pasarán todavía muchas cosas en este siglo (31.5.1955), dice María. El mundo vive en la corrupción. Aún vendrán más calamidades. Los pueblos viven aún en guerra (11.10.1953). Ella ha sido enviada en nuestro tiempo como Señora de todos los Pueblos, para que el mundo, gracias a esta oración, sea preservado de una gran catástrofe mundial (10.5.1953). ¡Cuánta potencia tiene por lo tanto esta oración!
La Madre de Nuestro Señor describe claramente la situación moral de nuestro tiempo: Satanás es todavía el príncipe de este mundo. Él agarra lo más que puede... La Señora ha tenido que traer ahora su oración a este mundo satánico, ya que el Espíritu Santo aún tiene que venir sobre los pueblos (4.4.1954). En cuanto Señora de todos los Pueblos, ahora ha sido enviada para expulsar a Satanás. Pero ustedes tienen que decir mi oración, que yo he dado al mundo (31.5.1955).
Esta oración constituye por tanto el arma decisiva y más potente en la lucha contra el demonio. De hecho, en ella se pide la inmediata venida del Espíritu Santo para expulsar a Satanás. No se pide como durante un exorcismo contra Satanás, o como en la oración del Papa León XIII a San Miguel Arcángel “(...) arroja con el divino poder al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas”. Con la oración de Ámsterdam invocamos con todo el corazón: “¡Ven, Espíritu Santo!”, pues nuestra Madre sabe perfectamente que donde mora el Espíritu Santo, Espíritu de Amor, no hay lugar para el espíritu del mal; y Ella, que en este tiempo lleno de preocupaciones se pone como Abogada (cfr. 31.12.1951) podrá traer al mundo la Paz (11.10.1953).
En este tiempo en que el demonio domina el mundo de tantas formas, la Madre del Señor promete derrotarlo: Las fuerzas del infierno se desatarán... Sin embargo, no podrán vencer a la Señora de todos los Pueblos (3.12.1953). Todavía satanás no ha sido expulsado. A la Señora de todos los Pueblos se le ha concedido venir ahora a expulsar a satanás. Ella viene a anunciar al Espíritu Santo (31.5.1955). Sólo Dios sabe hasta qué punto satanás reina ahora. Dios les envía ahora su Madre, la Señora de todos los Pueblos, a ustedes, a todos los pueblos. Ella pondrá sus pies sobre la cabeza de satanás (31.5.1955).
El amor mueve a María incluso a darnos pruebas para convencernos de que Ella es realmente la Señora de todos los Pueblos. Por eso profetiza: El signo de la Señora de todos los Pueblos será visto más tarde en todo el mundo. Haz que comprendan bien esto. Las potencias falsas caerán.... la Señora de todos los Pueblos quiere y puede dar Gracia, Redención y Paz a todos los pueblos que se lo pidan (17.2.1952). Yo quiero y puedo conceder Gracia, Redención y Paz a todos los que me lo pidan. Hoy se lo prometo (15.8.1951). La Señora de todos los Pueblos podrá traer la Paz al mundo (11.10.1953). Pero antes la Iglesia y los pueblos tienen que invocar a María bajo su nuevo título y rezar su oración, para que sean alejados de este mundo la corrupción, las calamidades y la guerra (11.10.1953).
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