Hace un
año, en el día de la Solemnidad de
Cristo Rey de 2016, terminaba el Año
de la Misericordia que convocó el Papa Francisco. Un Año Jubilar especial, en
el que podemos decir que las Puertas del
Cielo estuvieron abiertas y el Espíritu Santo derramó abundantes gracias
para toda la Humanidad.
Ha pasado
un año, desde entonces, que ha sido también
de muchas gracias, pues hemos celebrado el 100° aniversario de las apariciones de la Virgen en Fátima.
El día de Cristo Rey tiene una fascinación
especial. Nos recuerda muchas cosas muy entrañables y es una fuente
inagotable para nuestra meditación. Jesús es Rey del Universo. Su Reinado es un
reinado universal y eterno; de verdad y de vida, de santidad y de gracia; de
justicia, de amor y de paz (cfr. Prefacio de la Solemnidad de Cristo Rey).
El Señor
es “Rex regum et Dominus dominantium”:
Rey de reyes y Señor de los que dominan. Así volverá al final de los tiempos,
como Rey, rasgando las nubes. Todo le será sometido.
Pero su
Reinado no es de este mundo. Él
mismo lo dijo a Pilato cuando le preguntó si era Rey. Jesús desea reinar en los
corazones de los hombres. Desea que nosotros reinemos con Él y le pongamos en
la entraña y en la cumbre de todas las actividades humanas, a través de nuestro
trabajo y en la vida ordinaria.
San Josemaría Escrivá de Balaguer tuvo
una gracia muy especial el 7 de agosto de 1931, cuando celebraba la Santa Misa
en uno de los altares laterales del Patronato de Enfermos, en la Calle de Santa
Engracia, en Madrid. Era el capellán de esa institución. Llegó la hora de la Consagración: en el
momento de alzar la Sagrada Hostia, sin perder el debido recogimiento, sin
distraerse -acababa de hacer in mente la ofrenda del Amor Misericordioso-, vino
a su pensamiento, con fuerza y claridad extraordinarias, aquello de la
Escritura: “et si exaltatus fuero a terra, omnia traham ad meipsum” (Jn 12,
32). Y comprendió que serán los hombres y las mujeres de Dios, quienes
levantarán la Cruz con las doctrinas de Cristo sobre el pináculo de toda
actividad humana... Y vio triunfar al Señor, atrayendo a Sí todas las cosas.
La “Ofrenda al Amor Misericordioso” que rezó
san Josemaría es la siguiente: "Padre Santo, por el Corazón Inmaculado de
María, os ofrezco a Jesús vuestro Hijo muy amado, y me ofrezco a mí mismo, en
El, por El y con El, a todas sus intenciones, y en nombre de todas las
criaturas".
El Señor nos pide que, con nuestra vida de
discípulos suyos, le pongamos muy en alto en todas las actividades humanas.
Así, Él podrá venir a tomar posesión de su Reino.
Cristo es Rey y Pastor, como David. Pero
es un Rey de Paz. "El Señor es mi pastor, nada me falta... Aunque camine
por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo..." (Sal 22, 1-4).
El verdadero pastor es Aquel que conoce también el camino que pasa por el valle
de la muerte; Aquel que incluso por el camino de la última soledad, en el que
nadie me puede acompañar, va conmigo guiándome para atravesarlo: Él mismo ha
recorrido este camino, ha bajado al reino de la muerte, la ha vencido, y ha
vuelto para acompañarnos ahora y darnos la certeza de que, con Él, se encuentra
siempre un paso abierto.
En un mensaje que recibió Marga el 21 de octubre
de 2015, Jesús le decía lo siguiente (parte del mensaje; las
negritas son nuestras, y también lo que está entre paréntesis cuadrados):
“Camináis
hacia la Resurrección de la carne. Pero el Reino
Nuevo en la tierra no es el Reino
[definitivo y último] con los cuerpos resucitados de todos los santos, y con los
cuerpos condenados también resucitados eternamente condenados en el infierno. No.
Todavía tenéis que vivir aquí el Reinado del Anticristo y el Reinado de Cristo
[es decir, el Reino Nuevo en la tierra], posterior.
En el
Reinado del Anticristo reinan, como sucesores de Adán y Eva pecando, la Falsa
Iglesia y el Falso Cristo. Eva muerde la manzana y se la da a Adán. Ambos caen.
El Reinado del Cristo [en la tierra
transformada] es con la Nueva Eva y el Nuevo Adán. Eva: la Mujer, la Madre y
Virgen. Adán: Cristo (…).
La Nueva Eva,
la Mujer, María, es la Iglesia.
Cuando
toda la Iglesia haya sido hecha María, Yo vendré a reinar. Habré podido venir
a reinar (…).
Se trata de hacer a toda la Iglesia, María
(…) [es decir, mariana: impregnada de la humildad y el amor de María].
Tu momento
[el tiempo de acción de Marga] es el reinado del Anticristo. Tu momento son los
tres años del reinado de Satanás. Son los tres años donde mi Iglesia parecerá muerta, y que ha triunfado la muerte sobre mis elegidos.
Los tres
años serán acortados (cfr. Mt 24,
22) por las súplicas de una Madre junto
con sus elegidos, junto con los corazones maternales.
Al igual que
Yo resucité con las primeras horas del alba del tercer día, así, contado por años,
lo haré con las primeras luces del alba
del tercer año [que empezará con el reinado del Anticristo].
Al igual en
la muerte de la Iglesia (…).
El día del
comienzo del Reinado del Anticristo, también
será un día de Cristo Rey”.
El 22 de noviembre
de 2015, Fiesta de Cristo Rey, hubo una profanación de la Sagrada
Eucaristía en Pamplona. Una persona, dijo que había robado 248 Formas
Consagradas, mientras disimulaba que iba a comulgar en la mano. A continuación colocó
las Formas Consagradas en un plato junto a fotos vejatorias. Después, con ellas
formó la palabra «pederastia» en el suelo. Esto se cometió en la Sala de Exposiciones
del Ayuntamiento de Pamplona.
A pesar
de los sacrilegios que van dándose en todo el mundo, podemos tener la plena
confianza de que, después de esta época oscura (que se irá intensificando, especialmente
cuando inicie el reinado del Anticristo), brillará de nuevo la Luz de Cristo
Rey, en el Nuevo Reino, en el que la
Iglesia será toda de María.
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