El 17 de septiembre de 2002, Margarita, recibió un mensaje de la Virgen en el que le habla de las apariciones de San Sebastián de Garabandal. En nota a pié de página, Margarita explica cuáles fueron los dos mensajes que Nuestra Señora dio a las niñas el 18 de octubre de 1861 y el 18 de junio de 1965. Destacamos en negritas algunas frases del mensaje.
Mensaje del 17 de septiembre de 2002
Virgen:
Querida Marga,
apunta:
Como glosa un
poeta los versos más bellos, así quiere el Señor glosar con tu alma, un verso
de Amor que maraville al mundo.
Sí, y no
pienses: «No creerán que la Virgen me habla así», porque lo que Yo quiero
contigo es que me conozcan tal cual soy, y soy un abismo infinito de Amor y
Misericordia, porque gozo y estoy dentro del Abismo Infinito de la Misericordia
de Dios, más que cualquier otro hombre, y os amo y Le amo tanto que os
participo de ese Amor por su Amor y mi Amor (ver nota 1).
Hija mía,
obispos y cardenales, sacerdotes y fieles, van por el camino de la perdición,
llevando con ellos muchas almas. Hija mía, hoy más que nunca es cierto esto que
predije en mi tiempo (ver nota 2).
Y mira, hija,
cómo en la Curia lo saben y les dejan hacer. ¡Ah!, ese «dejar hacer», ¡cuánto
mal ha traído a mi Iglesia y al mundo!
¿Por qué «dejar
hacer»? Mientras sea contra los demás... Y, cuando sea contra ti mismo,
¿también dejarás hacer? ¡Oh, asesino que ves que matan a los demás y no haces
nada!, quiero ver que cuando vayan contra ti mismo, hagas lo mismo, no hagas
nada y te dejes matar.
Mira cómo Yo
deseo frenarlo y no puedo: me ponen impedimentos y cortapisas. No dejan paso a
la Virgen Madre de Dios, y Yo ¡no les puedo salvar, hija mía!, ¡no les puedo
salvar!
¿Y me dejarán
paso a mí? [palabras de Marga en cursivas]
Voy a mandar uno
tras uno a mis profetas, que harán con ellos tal y como con el Hijo y la Madre:
no les dejarán pasar, y a muchos matarán. Mira, Yo les estoy enviando, al igual
que te envío a ti y no les harán caso como no te harán caso, y acabarán con
ellos como acabarán contigo (cfr. Lc 11, 47-51; Mt 23, 34 s). Pero Yo les mando y les preparo bien antes de
hacerlo, porque sé que se enfrentan a los lobos (cfr. Mt 10, 16; Lc 10, 3).
¿Tanto les amas,
Madre mía?
¡Tanto les amo
hija!, tanto les amo.
Cuando te digan:
«¿Por qué a ti te comunican estas cosas?, ¿eres especial?»
Tú diles: «No.
Es porque te aman» (nota de Marga: Y aquí veía la Ternura Infinita de Dios y María hacia esa alma. Y el alma la sentiría al oír esto).
Hija mía, ¿has
visto Ternura de Madre mayor? No la hay. Mayor no la hay.
María, ¡son tus
hijos malos, que pierden a las almas!
Sí, hija, ¡y Yo
les amo!, ¡Yo les amo! (nota de Marga: Así veo como, todos, seamos como seamos, podemos redimirnos con tu Amor y Su Amor hacia nosotros, que es Infinito. Todos cabemos en la Redención, seamos quienes seamos, hayamos sido lo que hayamos sido).
Sí, hija mía,
¿comprendes el porqué de todo esto?, ¿el porqué de mi Llamamiento hacia ti?
Notas.
(1) Es Voluntad
de Dios que la Virgen nos participe de ese Amor de Dios, y a la vez Ella lo
desea porque nos ama como Él nos ama, y Le ama a El Infinitamente, con su mismo
Amor, es el mismo Amor de Dios que Ella para amarle a su vez. Y como participa
tanto de la Esencia de Dios, es Dios mismo el que nos ama a través suyo.
(2) Cuando Ella lo manifestó en Garabandal. Se refiere a comienzo de un tiempo más especial de llamadas de la Virgen. Merece la pena recordar los dos principales mensajes que se dieron en Garabandal. En el primero, la Virgen dijo: «Hay que hacer muchos sacrificios, mucha penitencia. Tenemos que visitar al Santísimo con frecuencia. Pero antes tenemos que ser muy buenos. Si no lo hacemos nos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa, y si no cambiamos, nos vendrá un castigo muy grande» (18 de octubre de 1961). Cuatro años más tarde, el Arcángel San Miguel daba el segundo mensaje: «Como no se ha cumplido y no se ha dado mucho a conocer mi mensaje del 18 de octubre, os diré que este es el último. Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los Sacerdotes, Obispos y Cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas más almas. La Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debéis evitar la ira del Buen Dios sobre vosotros con vuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con alma sincera Él os perdonará. Yo, vuestra Madre, por intercesión del Ángel San Miguel, os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación. Pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos. Debéis sacrificaros más, pensad en la Pasión de Jesús» (18 de junio de 1965).
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