viernes, 11 de junio de 2021

Los proyectos del Corazón de Jesús

Ocho días después de la Solemnidad del Corpus Christi, celebramos la del Sagrado Corazón de Jesús. Ambas fiestas están íntimamente unidas porque, en la Eucaristía está el Corazón de Jesús y, encontramos al Corazón de Jesús en la Eucaristía. 

Pintura de Miguel Cabrera (1695-1768)

En Lanciano, Italia, un monje del siglo VIII, durante la celebración de la Santa Misa, dudó de la presencia real de Cristo. Vio que la Sagrada Hostia se transformaba en carne humana y el vino en sangre, que luego se coaguló. Estas reliquias se conservan en la catedral. En 1970 se decidió someterlas a examen científico y se comprobó que la carne es tejido muscular del corazón (endocardio, miocardio, nervio vago, ventrículo izquierdo). En 1973 la OMS, después de 15 meses de estudio, confirmó las investigaciones de 1970.  

En en Sacramento de la Eucaristía, «vi verborum» (por la fuerza de las palabras de la Consagración) está Jesucristo Resucitado, glorioso; con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Y, por concomitancia, está también el Padre y el Espíritu Santo: la Santísima Trinidad, Dios Uno y Trino.

El centro de la persona es el corazón.

«El corazón es la morada donde yo estoy, o donde yo habito (según la expresión semítica o bíblica: donde yo “me adentro”). Es nuestro centro escondido, inaprensible, ni por nuestra razón ni por la de nadie; sólo el Espíritu de Dios puede sondearlo y conocerlo. Es el lugar de la decisión, en lo más profundo de nuestras tendencias psíquicas. Es el lugar de la verdad, allí donde elegimos entre la vida y la muerte. Es el lugar del encuentro, ya que a imagen de Dios, vivimos en relación: es el lugar de la Alianza» (Catecismo de la Iglesia Católica, 2563).

«En la Biblia el corazón es el centro del hombre, donde se entrelazan todas sus dimensiones: el cuerpo y el espíritu, la interioridad de la persona y su apertura al mundo y a los otros, el entendimiento, la voluntad, la afectividad. Pues bien, si el corazón es capaz de mantener unidas estas dimensiones es porque en él es donde nos abrimos a la verdad y al amor, y dejamos que nos toquen y nos transformen en lo más hondo» (Francisco, Enc. Lumen fidei, 26).

Es importante, al acercarnos a Jesús, dirigirnos directamente a su Corazón, al centro de su Persona, que es Divina, pero en una naturaleza humana. El Corazón de Cristo es divino y humano. En Él estás también sus sentimientos. 

En la Antífona de entrada, afirmamos: “Los proyectos de su corazón subsisten de generación en generación, para librar de la muerte la vida de sus fieles y reanimarlos en tiempo de hambre”. 

¿Cuáles son los proyectos del Corazón de Cristo? Son siempre los mismos: «subsisten de generación en generación». Pero también podemos decir que se van adaptando a las necesidades históricas de los hombres: ahora, en un «tiempo de hambre» de Dios, buscan liberarnos de la muerte y darnos Vida.

«Estamos llamados a contribuir, con iniciativa y espontaneidad, a mejorar el mundo y la cultura de nuestro tiempo, de modo que se abran a los planes de Dios para la humanidadcogitationes cordis eius, los proyectos de su corazón, que se mantienen de generación en generación (Sal 33 [32] 11)» (Mons. Fernando Ocáriz, Carta pastoral del 14-II-2017, n. 8).

Un aspecto importante de la devoción al Corazón de Jesús es el desagravio, la reparación por los pecados de los hombres que han herido tanto su Corazón amante. 

El Corazón de Cristo es un corazón traspasado, herido, dolorido, pisoteado, ultrajado, vilipendiado, olvidado y humillado por todos, Varón de Dolores. El Corazón de Jesús se consume, porque el Amor no es amado. Olvidado en el oscuro rincón de nuestro Templo, desfallece el Alma de Cristo: muere de Amor. Manifestemos nuestro amor a Jesús acompañándolo, con nuestro amor, en todos los sagrarios del mundo.

Los proyectos del Corazón de Cristo son de paz y de amor. Corazón Sacratísimo de Jesús, danos la paz.  

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