Recientemente he leído tres mensajes de Jesús a Marga, de hace siete años, sobre el Espíritu Santo. Como mañana celebramos en la Iglesia la Solemnidad de Pentecostés, me ha parecido oportuno transcribirlos en este blog. Estoy seguro que ayudarán a los lectores a dar gracias por el Don del Espíritu Santo —Altissimum Donum Dei—, que nos ilumina y nos da fuerzas para amar la Cruz (el sufrimiento llevado por amor, con alegría): la Cruz que ya forma parte de nuestra vida, y la que vendrá en un futuro no muy lejano, por ejemplo, cuando se manifieste el Gran Cisma profetizado (ver el tercer mensaje).
Mensaje del 22 de mayo de 2006
Jesús:
Venid y veréis. Observad cómo Yo os iré dando a vosotros más y más, más alegría, aunque las cosas no os vayan bien a los que no estén conmigo: tristeza, tristeza y tedio. Horror de la vida. Muerte. Se revolverán en su interior e intentarán atacaros, porque les echáis por tierra sus argumentos de vida, les recordáis lo que ellos deben hacer y no hacen. Les remuerde la conciencia y piensan: «Ataquemos al justo. Eliminémosle. Nos es insoportable su sola presencia. Con sus obras nos recuerda lo que debemos hacer y no hacemos. Eliminémosle»
Hija, Yo os digo: os atacarán, os acecharán, mas vosotros estáis Conmigo y sólo podréis experimentar: alegría, alegría, alegría y la conciencia tranquila y en la paz.
¡Alegría! aunque en vuestro ambiente no tengáis amigos.
¡Alegría! en la soledad.
¡Alegría!, aunque la familia os dé la espalda.
¡Alegría! en la orfandad.
¡Alegría! aunque os calumnien y os persigan.
¡Alegría! en la derrota.
¡Alegría! aunque os quedéis sin nada.
Alegría en la pobreza.
¡Alegría aunque os echen de la sinagoga!
¡Alegría al vivir en mi Templo!
¡Alegría aunque os procuren la muerte!
¡Alegría en mi martirio!
¡Ah, la alegría...! ¡Si supieras cuan grata me es la alegría! (cfr. Dt 5, 16.33; 6, 3.18.24; 7, 7 ss; etc.; Sal 68, 4 s; 104, 34; Is 61, 10; Ne 8, 10; Mt 5, 3-12; Lc 1, 4; 1, 45; 1, 47s; 2, 10; 10, 20; Jn 15, 11; 16, 22; 17, 13; Hch 2, 46; 5, 41; 8, 8.39; 13, 48.52; 15, 34; Rm 15, 13; 2 Cor 7, 4; 9, 7; 13, 11; Flp 3,1; 4, 4; St 1, 2; 1 Jn 1, 4). Quisiera que vosotros fuerais luces, bombillas vivientes. Quisiera que en vuestros rostros reflejarais la alegría que lleváis en vuestro interior. Mi alegría de Vida. Quisiera miraros y ver una sonrisa. Siempre. Aunque cueste. Aunque cueste a veces.
Hija, di a cada uno que sonríe, que me pone una sonrisa en la adversidad, que Yo le doy mi medalla de Amor. Que Yo le condecoro. Diles que cada vez que sonríen así, me imaginen a Mí viniendo hacia ellos y poniéndoles mi medalla, mi Medalla de Amor. Y cuando lleguen al Cielo serán como ese militar valiente en combate condecorado en el final de sus días. Trofeos de Amor.
El Espíritu Santo es como una Fuente que va del corazón hacia fuera, que tiene su punto álgido en la cara, reflejo del alma. Ella refleja vuestra transformación interna. Nace, va brotando desde dentro y sale hacia fuera como un surtidor. Para los demás. Para ser fuentes para los demás.
Acoged el Espíritu Santo. Decid a todos que acojan el Espíritu Santo. Yo os lo dono. Lo dono a mi Iglesia.
Hija, ¡el Espíritu Santo no se puede contener! Es como un gozo, un ímpetu que te hace saltar de tu propio yo y entregarte sin reservas, gozosa a lo que Dios te pide, a donde Dios te llama.
Es esa fuerza interior que te empuja a hacer lo que por ti no harías normalmente. Y a no sentir cansancio por ello. Si a ti, ahora, Yo te dijera que debes salir hacia cualquier sitio, irías, no te costaría trabajo. Ahora, a las 11 de la noche... irías, hija. No serías tú, sería mi Espíritu, esto es, una Fuerza que no es humana, sobrehumana, que actúa en la criatura y que hace ver la mano de Dios, que es Dios el que está ahí. Y no cabe la menor duda.
Te preguntas: y ¿cómo es que entonces, si es tan claro, hay gente que no lo ve? Es gente cerrada a la luz de Dios. Hoy en día abundan. Es gente cerrada al Amor. Es gente que no ama. No ama ni amará. Ni reconocería a Dios aunque viniera Él en Persona. Es gente que sólo me verá en los Castigos. Para ellos reservo los Castigos como Regalos de Amor. Sólo así verán.
¡Y los que ni aun así...! Sí, hija, desgraciadamente habrá muchos que ni aun así me verán. Para éstos quiero vuestros sacrificios. ¡Sacrificios! ¡Sacrificios! ¡Sacrificios! Para que no se puedan condenar. Para que me reconozcan. Para que el número de los condenados no sea alto. ¡Sacrificios!
Jesús, ¡qué alegría gozar de estos tiempos!
Sí, alégrate por ello. Dame gracias.
Parece que en España se ha pretendido alejar de los fieles tanto María Inmaculada como la Eucaristía. No me refiero a las iniciativas oficiales, sino a la praxis general, a los fieles, a los pastores que mueven a mis fieles. Entre mi pueblo no se reza el Rosario y no se acude a la Misa.
¡Esto es lo primero que tenéis que hacer! Nada de iniciativas para frenar los ataques a los cristianos. Los cristianos deben hacerse fuertes para no sucumbir a los ataques y para defender a la Iglesia.
Sí... sé que hay una iniciativa que une las dos Devociones. Sí... sé que en algunos puntos se me es muy fiel. Pero el grueso del grupo de los creyentes va «apostatando por el foro». En aras del prestigio social y la comodidad. Abandonan al Dios Amor y a su Casa, la Madre.
La Devoción a mi Corazón es el remedio. Sí la gente no me conoce, no sabe lo que les amo y no me ama, los problemas seguirán ahí.
Dadme a conocer. Dadme a conocer como el Amor. Enseñad a la gente a tener trato conmigo. Trato personal. Que después vendrá el cambio de vida.
¡Oh, Yo quiero cristianos probados en el crisol! Os voy a probar. Sobre España van a venir grandes catástrofes. Os voy a probar, hijos míos. Luego vendréis a Mí. Enseñad a la gente a amarme, a encontrarme.
Mensaje del 30 de mayo de 2006
Jesús:
¿Por qué poner cortapisas al Espíritu? ¡Si el Espíritu es Enorme y quiere hacer grandezas con vosotros! ¿Por qué no aceptarle? ¿Por qué ponerle freno?
Mira, hija mía, dejaos manejar, dejaos guiar por el Espíritu. Que sea Él el que guíe vuestra vida. Y en medio del pecado, en medio del fango, del horror, vendrá Él a liberaros y a elevaros hacia mí. Sin fuerzas vosotros, con la Fuerza de Él.
Llamadle. Él vendrá. Espera vuestra llamada y vuestra aceptación, vuestra apertura a Él, a su Fuerza.
Dedicaos más a Mí. No sólo es hacer apostolado. Es, sobre todo, hacer más oración. Dedicar largos ratos a escucharme.
¿Y por qué quieres, Jesús, que hagamos más oración?
Dios necesita descansar en vosotros. Necesita desahogar con su criatura. Necesita comunicarse a vosotros. Necesita vuestro amor.
Una persona que sufre (nota de Marga: Si lo enfoca bien) es la que más sabe amar. Con los sufrimientos Yo os asemejo a mi Madre y hago que vuestra labor tenga valor. Cuanto más sufráis, más sabéis amar. Si no, mira a los que más sufren alrededor de vosotros y verás mis Pozos de Amor. De donde Yo vengo a sacar Agua para mi Sed. Quienes me acogen. Me aman. Por eso, cada vez que os mando sufrimientos, acogedlos. Agradecedlos como un gran don. Reconoceos así privilegiados míos. Mis elegidos. En quienes me complazco. Cuanto más sufráis, más me amaréis y más os asemejaréis a Mí y a mi Madre.
Cambiad de visión. Un sufrimiento es un Regalo de Dios. Por eso, acoged ahora confiados y alegres todos los que Yo quiera enviaros. Necesito amor, mucho amor de mis criaturas para contrarrestar el odio y el pecado en el mundo.
Mensaje del 4 de junio de 2006
(Pentecostés)
Jesús:
Tengo mucha necesidad de vosotros, almas fieles, almas que estáis en oración. Escuchadme todos aquellos que creéis en Mí.
Sucederá algo en la Iglesia que será como un aldabonazo contra ella y que la hará tambalearse, aunque no extinguirse. Muchos fieles huirán escandalizados. Será un gran escándalo para todos. Todos os asombraréis, dudaréis e incluso algunos dejaréis de creer.
Es un Gran escándalo dentro de mi Iglesia que será azuzado por los medios de comunicación y de convencimiento social.
¿Y qué es lo que escandalizará tanto a los fieles?
El Gran Cisma. A partir del que se separará la Verdadera Iglesia de la falsa.
Y eso es lo que dices que está próximo.
Sí.
Llega el momento en que se echarán sobre vosotros diciendo: «¿Veis? La Iglesia se ha modernizado, ha cambiado adaptándose a los tiempos. Abandonad el oscurantismo. Venid a la verdad. Ved cómo se incorporan ahora los alejados. Cómo hay verdadera caridad. Dejad los ritos viejos, venid al nuevo.» «Los preceptos han sido abolidos a favor del amor.»
Estad prevenidos. Cuando os echen de la Sinagoga (cfr. Jn 16, 2), alegraos, está cerca el Reino de Dios.
Necesito bastiones fuertes que indiquen el camino a las perdidas ovejas. Las gentes vagarán como ovejas sin pastor. Indicadles dónde está la Verdad. Abrid vuestras casas a todos. Yo os enviaré a mis hijos perdidos. Otros, salid a buscarlos.
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