Continuamos repasando la palabra “Conversión” en el Primer
Tomo de los “Dictados de Jesús a Marga”
(La Verdadera devoción al Corazón de
Jesús). Estamos comenzando la Cuaresma y es importante que profundicemos en
su significado. Lo podemos hacer en las palabras que nos dirigen el Señor y
Nuestra Madre, en estos tiempos, a toda la humanidad.
Transcribimos algunos
de los textos de ese libro. Algunas veces añadiremos un breve comentario entre paréntesis
cuadrados (las negritas son nuestras).
* Hemos recibido la noticia de que el tercer tomo de los "Dictados de Jesús a Marga" ("El Reinado Eucarístico") está ya en imprenta. La previsión es que antes de finales del mes de febrero se ponga a disposición a través de la web oficial (vdcj.org).
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Mensaje de la Virgen
(30 de julio de 2001)
¡Oh, si vosotros os
amarais de verdad! Cientos y cientos de personas sedientas y hambrientas de
amor se os unirían a vosotros para alabar a Dios en la tierra y merecer el
Cielo.
¡Oh si vosotros, hijos pequeños, tuvierais el mismo Amor de
Cristo, el mismo Amor de su Madre!: seríais como un panal de miel al que
acudirían muchas abejas, atraeríais irresistiblemente.
Amaos, hijos, amaos
como Yo os amo, como Cristo os ama.
Amad, amad a los demás, a todos, aun a vuestros enemigos (cfr. Mt 5,44),
con el Amor ardiente y pasional de Cristo por su Iglesia (cfr. Ef 5,25).
Entregaos, entregad
todo vuestro ser, no migajas de vuestro ser, sino todo.
Toda persona sabe
reconocer dónde hay amor verdadero. Lo reconocerá en vosotros, si lo
tenéis, y ablandaréis su corazón hasta
la propia conversión.
[La conversión es crecimiento en el Amor, a Dios y a
nuestros hermanos]
Mensaje de Jesús (1
de agosto de 2001)
Os infundiré un espíritu
nuevo, arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un
corazón de carne, que aliente vuestras vidas para que viváis en espíritu y en verdad (cfr. Jn 4,20-24), y me sirváis en santidad y
justicia (cfr. Lc 1,74) todos los días de vuestra vida.
Nueva humanidad nacida del nuevo orden mundial, insuflada
por la nueva efusión de mi Espíritu sobre la Iglesia, que nace de la última purificación, el último castigo, castigo
sin precedentes, conversión sin
precedentes y vida verdadera en Cristo sin precedentes. Nuevo orden, nueva
humanidad, nuevo culto para todos en espíritu verdadero y en verdadero amor.
Yo establezco hoy contigo mi Alianza (cfr. Gen 6, 18; 9,9.11; 17,2.4, etc.), que lo es para todo el
pueblo: convertíos, refugiaos en Mí y
construid, con vuestras obras la nueva Civilización del Amor, de la que Yo
os haré pobladores, si os tenéis amor y si amáis en verdad, en espíritu y en
verdad al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.
[La conversión requiere de una purificación previa, que
muchas veces procede del designio divino sobre cada persona y sobre todo el
mundo]
Mensaje de Jesús (10
de enero de 2002)
Amados hermanos, amados míos, escuchad, escuchad la Voz de Dios. Sabed
leer en los acontecimientos los signos de los tiempos, porque Dios os habla
también a través de ellos. No estéis como tontos, oyendo otras voces del
mundo que os llaman sin cesar y vosotros os dejáis llevar gustosos por ellas.
Os llaman, pero a la perdición. Escuchadme a Mí que Yo os llamo para la Salvación.
Ved, ved y oíd.
No seáis como los ciegos que mirando no ven y los sordos que escuchando no
oyen. Ved y oíd, ved y oíd la Palabra de Dios, el cumplimiento de sus Designios por sus Obras. Ved, ved y oíd.
Escuchad el clamor de
las olas rugientes que se abalanzan sobre vosotros. Es la Gracia de Dios de conversión que lava, lava y arrasa, como lejía
de lavandero, lava y arrasa lo sucio a su paso. Es necesario. Es necesaria
la inundación que arrasa (Nota de Marga: “Es el mar que se desborda con trepidantes olas y arrasa una ciudad marítima, la inunda y luego vuelve a su cauce y de la ciudad queda en pie muy poco”).
[Nuevamente, Jesús nos ayuda a comprender que es necesario
un lavado a fondo, en el mundo, para que nos convirtamos de verdad]
Mensaje de Jesús (26
de enero de 2002)
Existe una mezcla en
vosotros del bien y el mal. Tenéis que ir desterrando el mal poco a poco,
con vuestros esfuerzos, para conseguir el Reino de Dios en vuestros corazones y
posteriormente en el mundo, construido
por corazones convertidos.
Mira que si no hay
una conversión interior, no hay nada que hacer.
Y para esta conversión existe la Gracia, sí, pero la Gracia sin vuestros esfuerzos no tiene
nada que hacer.
¡Cómo contemplo y me maravillo de hasta dónde llega la
confusión en vosotros en este punto tan crucial! Oigo predicar y predicar:
«Todo es Gracia», «Todo lo da Dios». Y mira
que Dios no puede dar la conversión del corazón. Eso es una cosa que tiene que
realizar la propia persona con su personal esfuerzo, su valor para rechazarlo
todo y limpiarse con un gran trabajo propio y entregarse.
Valor. ¿Cómo crees que se realizan las conversiones de mente
y de corazón? Con mucho valor, hija,
con mucho valor, además de amor,
amor a la Persona que les ha engendrado y fe en sus Normas. Digamos que la
fuerza o la Gracia vienen después, cuando ella ya se ha puesto en camino. A
veces el ver el camino, ver con claridad el camino se debe a la Gracia de Dios,
a su obra en ella, pero si esa persona
no se pone en marcha, jamás podrá fructificar la Gracia sobre ella derramada.
[¡Qué claro es el mensaje del Señor! Él nos da su Gracia
pero, antes, es necesario también nuestro esfuerzo. Son necesarios mucho valor
y mucho amor]
Mensaje de Jesús (13
de febrero de 2002) (Miércoles de Ceniza)
Mirad que hoy, en
esta Cuaresma, os llamo a la conversión. Quizá no dejaré que llegue otra
Cuaresma más. Quizá éste es el último tiempo con que contáis de salvación. Arrepentíos ahora. Vestíos de sayal y
de cilicio (cfr. Gn 37,34; 2 S 3,31; 21,10; 1 R 21-27; 2 R 6,30; 2 R 19,1s; etc.). ¡Por favor, gritad mi arrepentimiento! (Nota de Marga: “Proclamad que se arrepientan. El arrepentimiento hacia Mí. Desde los púlpitos”). Sabed que grandes
responsabilidades recaerán sobre vosotros, oh jefes, si no lo hacéis. Y vendré
Yo mismo para reclamároslas, no en breve, más pronto.
Pero ahora: ¡arrepentíos!, ¡arrepentíos! Gritad arrepentimiento. Proclamad conversión. Porque viene Yahveh, se acerca el Día de
Yahveh y, ¿a cuántos he de encontrar preparados?
Sí hija: reza, reza y ayuna, pues vengo, vengo Yo sobre las
nubes del Cielo y, ¿os he de encontrar preparados? Es éste tu máximo trabajo, el primero y principal: ora y ayuna, salva
así a la mayor parte que puedas de tu Pueblo. Colabora así Conmigo en la
salvación.
Y adorado sea Cristo y Glorificado, que por su Santa Cruz,
redimió al mundo. Amén.
[Este es nuestro máximo trabajo: la propia conversión y la
conversión de nuestros hermanos. ¿Cómo? Con la oración y el ayuno, que son
fruto de la fe y del amor a Dios y a nuestros hermanos]
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