La llamada a la
conversión es apremiante para los hombres de nuestra época. Nuestra Señora
se hace eco de la Voz de Dios, Uno y Trino, y se dirige a nosotros, sus hijos,
con voz maternal y tonos de urgencia (cfr. los Tomos primero y segundo de los “Dictados de Jesús a Marga”, La Verdadera devoción al Corazón de Jesús y
El Triunfo de la Inmaculada).
Ya está a la venta el Tercer Tomo de esos mensajes ("El
Reinado Eucarístico"), que se puede pedir a través de la web oficial (vdcj.org).
Continuamos reproduciendo textos de los dos primeros tomos,
que nos ayuden a vivir esta Cuaresma con
más deseos de conversión.
Añadimos un breve
comentario, entre paréntesis cuadrados, a cada mensaje. Las negritas son
nuestras.
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Mensaje de la Virgen
(29 de mayo de 2003)
Importancia de estar en Gracia, importancia, importancia de estar en Gracia.
Conciencias adormecidas, acalladas, acomplejadas, laxas...
que llegará un momento en que despertarán de repente, bruscamente, para hacerlo
rodeadas de montañas de estiércol y podredumbre, para asustarse tanto que
incluso perderán la vida.
Una persona que piensa que vive en el campo de rosas de su
buena vida, rodeada de flores y de belleza -que es tan sólo apariencia de obras-, cuando por fin despierte de ese
letargo, ¿qué crees tú que le sucederá, hija mía? Despierta rodeada de suciedad
y de pobreza, de putrefacción de obras, de temor, de vaciedad, de podredumbre
universal. Del susto, su alma puede no poder resistirlo y o bien se desesperarán, o morirán, o se arrepentirán por fin a Mí, pero
después de soportar el sufrimiento atroz de ver qué abominación son a Sus
Ojos [Nota de Marga: “de Dios”] la obra de sus manos [Nota de Marga: “del hombre”]
que creían limpia.
¿Por qué preferir esperar que llegue aquel día si ahora os
es dado el tiempo, el tiempo de
conversión? (…).
Pero Dios todavía no te ha llamado a su Presencia y puedes convertirte. Agradéceselo, que
te deja todavía el tiempo de conversión. Y aprovéchalo. No te será dado otro (…).
No queda tiempo, no queda apenas tiempo de conversión, no
queda apenas tiempo de salvación. Salvad
vidas antes de que llegue el Desastre.
[Es urgente la llamada a la conversión. No podemos dejarla
para más tarde. Ahora es el tiempo de la salvación y de la misericordia]
Mensaje de Jesús (19
de junio de 2003)
Si alguien se siente incomodado por la corrección,
efectivamente, que lo deje. Porque si no
está dispuesto a cambiar, mira que Yo no le quiero en mis filas. Quiero en mis
filas a los que buscan la perfección y para ello se convierten de su antigua
vida de pecado. Y quien no sea pecador y
no necesite conversión, que se aleje de mi lado (cfr. Mt 9, 13). Que busque
otros grupos de conversión con arreglo a sus conveniencias.
[Es necesario pedir la gracia de reconocer que somos
pecadores: todos lo somos. Hay que aprovechar la Cuaresma para hacer un hondo
examen de nuestra vida. Sólo así llegará la conversión]
Mensaje de Jesús (19
de agosto de 2003)
Hijos míos, las desgracias de mi parte son también gracias
«a mansalva» para vosotros. Sabedlas aceptar. Así obtendré de vosotros la conversión (…).
«La noche de los gritos». Sí, mis niñas lo vieron. A unas
niñas Yo se lo mostré [Nota de Marga: “Niñas de Garabandal”]. ¿Y cuáles fueron
los frutos de esto? Arrepentimiento, arrepentimiento y conversión.
[A continuación transcribimos un texto del libro “Con
Voz de Madre” (pp. 105 y 106):
La primera revelación sobre el Castigo se produjo al año de
la aparición del Ángel, en las llamadas “noches de los gritos”, que
tuvieron lugar el martes 19 de junio de 1962 y el miércoles 20, víspera de la solemnidad
del Corpus Christi. El Padre García de Pesquera lo describe con detalle.
El martes 19, a las diez y media de la noche, estaban Jacinta, Mari Loli y Mari
Cruz en el Cuadro. Las niñas lloraban y decían:
-“¡No nos digas eso! Llévanos a nosotras... ¡Que se
confiesen... que se preparen!”.
A esa misma hora Conchita se encontraba en su casa. No
asistió por tener mal una rodilla. De pronto, la niña se queda en éxtasis, toma
una cuartilla y sosteniéndola por el borde inferior, ¡en el aire!, empieza a escribir
sobre ella. Cuando aquello había acabado, y estaba ya normal, entró Plácido
Ruiloba, comerciante de Santander, muy afectado por una fuerte emoción, y
exclamó:
–“¿No han oído los gritos que daban las otras niñas en
"la calleja?".
–“No”.
–“¡Ha sido espantoso!".
Al día siguiente, por la tarde, hubo algunas confesiones de
personas devotas. Después casi todo el mundo se puso a la expectativa de lo que
pudiera ocurrir, pues todos estaban muy impresionados con lo de la noche anterior.
Conchita también acudió. Hacia las 10,30 de la noche las niñas fueron al Cuadro
como el día anterior. Durante la visión daban uno gritos impresionantes... y
decían: "¡Espera! ¡Espera!... ¡Que se confiesen todos!... ¡Ay!...
¡Ay!..." La gente empezó a pedir y pedirse perdón públicamente. Exactamente
seis años más tarde, el conocido albañil del pueblo, Pepe Díez, hablaba así a
un matrimonio asturiano: "Miren, no es que quiera echármelas de
valentón; pero yo soy un hombre que podemos decir no ha conocido el miedo (…).
Pero aquellas noches de los gritos, reunidos todos allí en la oscuridad, oyendo
a distancia los llantos y los chillidos de las niñas..., me temblaban de tal
modo las piernas, que las rodillas daban la una contra la otra sin que yo lo
pudiera remediar. Ustedes no pueden imaginarse lo que fue aquello. Nunca he
vivido cosa igual".
El Padre franciscano presente, Félix Larrazábal, muy
emocionado, rezaba en alta voz, y todos le seguían. Cuando cesaba un momento,
las niñas, de la manera más angustiosa, volvían a llorar y a gritar,
aplacándose de nuevo cuando proseguía el rezo. Al volver a la normalidad, hacia
las dos de la madrugada, dijeron las niñas que ellas se quedaban allí, toda la
noche, en oración. Los presentes hicieron lo mismo. El párroco, don Valentín,
dice que se rezaron unos cuantos rosarios hasta las seis de la mañana. A esa
hora empezó el desfile de confesiones. Se confesó todo el pueblo; y, al
parecer, fueron confesiones de una sinceridad y arrepentimiento verdaderamente extraordinarios.
Una verdadera conversión vivieron como
nunca muchos de los hombres y las mujeres de Garabandal en las dos "noches
de los gritos". Finalmente el 23 de junio de 1962 Conchita cuenta que
la Virgen les añadió “que está
llegando el Castigo. Como el mundo no
cambia la copa se está llenando”. Meses más tarde, todavía se conservaba
vivísima la impresión de aquellos días].
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