Mañana celebramos en la
Iglesia, una vez más, la Solemnidad de Cristo Rey. Él mismo lo dijo a
Pilato: “Yo soy Rey” (Jn 18, 37). También le dijo que su Reino “no es de este
mundo” (Jn 18, 36).
Todos los días, cuando
rezamos el Padre Nuestro, le pedimos a Dios: “venga a nosotros tu Reino”.
¿De qué Reino se trata? ¿Ya ha llegado el Reino de Dios a nosotros, o todavía
no?
Jesús también dijo a sus
discípulos que el Reino de Dios está “en medio de vosotros” (Lc 17, 21).
Con la Encarnación y la Redención de Jesucristo, el Reino de Dios ya está
con nosotros (principalmente en la Eucaristía, que es “prenda de Vida
eterna”). Sin embargo, aún falta por manifestarse en su plenitud.
En el prefacio de la Misa de
Cristo Rey damos gracias a Dios Padre por haber consagrado Sacerdote eterno
y Rey del Universo a su Hijo, Jesús, y por haberlo ungido con el óleo de la
alegría, para que consumara el misterio de la redención humana, someta a su
poder la creación entera y entregue al Padre un reino eterno y universal: el
reino de la verdad y de la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino
de la justicia, el amor y la paz.
Todas estas características
del Reino de Dios han comenzado a manifestarse en la vida de los cristianos,
pero todavía no de manera plena.
Aún falta por completar
en nuestra carne lo que falta a la Pasión de Cristo (cfr. Col 1, 24). La
Redención aún no está completa. Aún no ha llegado el triunfo pleno de Cristo
sobre el pecado, el demonio y la muerte. Aún la espera ansiosa de la creación anhela
la manifestación de los hijos de Dios (cfr. Rm 8, 14). “La misma
creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la
libertad de la gloria de los hijos de Dios” Rm 8, 21).
El 17 de junio de 2020, Marga
(cfr. Dictados de Jesús a Marga) recibió un mensaje de Jesucristo
en el que le explica algo del Nuevo Reino, el Reino de Dios, que esperamos con
tanto anhelo en estos tiempos. Marga hace a Jesús unas preguntas muy agudas,
y el Señor le va respondiendo. Al final, le hace ver que no podemos entender
todo ahora, y hay que esperar a los acontecimientos de Dios.
Vale la pena transcribir todo
el mensaje, y meditarlo despacio, como preparación a la Solemnidad de Cristo
Rey de este año 2014 (destacamos en negritas algunas frases).
Mensaje de Jesús (17 de
junio de 2002)
Jesús:
Jesús, ¿qué es lo que «retiene» al
AntiCristo»?
Juan Pablo II. El Primado de Pedro Verdadero,
junto con el sufrimiento de todos los santos y las vírgenes. Ése es el
obstáculo que lo retiene, pero no puede detener por más tiempo la Mano de
Dios cayendo sobre la humanidad.
La Iglesia parecerá ciertamente muerta, para
que la Mano de Dios mismo la resucite al tercer día. Día que será
adelantado por las súplicas de una Virgen, junto con las de todos los santos.
Será adelantado también para que queden supervivientes en Israel. Por la dureza
de aquellos días muchos apostatarán de la fe, renegarán de sus
creencias, negarán a Dios y adorarán al Diablo.
¡Jesús, Jesús!, ¿ya estamos en esos días?
Ya estáis en ellos.
Yo he elegido a personas como tú que
manifiesten mi Voluntad y que avisen a los hombres.
Pero todo parece tan tranquilo...
No lo está. Sabed leer entre líneas y descubrir
las manifestaciones de Dios.
Mira, es como una presa, una gran
presa, sí, que retiene un torrente desbordado de agua y que se va agrietando,
y poco a poco se va rompiendo. Por esas grietas entra agua, hasta que el dique
no pueda resistir más la corriente y se rompa. Se desbordará la presa sobre
vosotros y sólo los bien afincados lograrán resistir en pie el paso del
temporal sobre ellos, hasta que llegue la calma y Yo me manifieste en vosotros,
reavivando los huesos de muerte, resucitándolos, volviéndolos a la vida
(cfr. Ez 37).
Hay una cosa que no entiendo.
Pregunta.
Parece que tu Segunda Venida tenga que ver
con la Resurrección de todos los muertos, con el Juicio Final y la Resurrección
de la carne.
La Resurrección de la Iglesia muerta, tendrá
que ver con mi Poder, vendrá de mi Mano, no de ningún poder de la
tierra, porque será materialmente imposible.
Es el Reino de Dios en la tierra: «Yo Juan,
vi unos Cielos nuevos y una Tierra nueva» (cfr. Ap 21,1).
Es el Reinado de los Corazones de Jesús y de
María: «Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará» (La Virgen de Fátima,
13-07-1917).
Vengo a restaurar lo que ya estaba muerto, a
volverlo a la vida. La venida del Reino de Dios no sólo es en el Cielo: es
en la Tierra.
¿Pero con la Resurrección de los muertos?
No todos.
¿Habrá otra Resurrección?
Sí, la definitiva al fin del mundo. Todavía la figura de este
mundo no pasa. Yo he querido redimir al mundo. Para eso fui enviado, y todavía
no ha sido redimido, no está culminada la redención: «La creación
entera sufre con dolores de parto» (cfr. Rm 8,19-22) en espera de ese
Día, de dar a luz ese Día, por medio de la Gloria y el Poder de Dios.
Participáis de culminar esa redención, y cuando el mundo esté
redimido, vendré Yo definitivamente para resucitar a los muertos.
¿El Reino de Dios en la tierra no es con los
muertos resucitados y todos glorificados?
No, es con los hombres.
Dios-con-los-hombres. La tierra como al principio. Un Nueva Creación que
fue iniciada con Cristo. Y entonces los hombres participaréis de lo que les
estuvo reservado a Adán y Eva y sus descendientes como al inicio.
¿Y quiénes son los nuevos Adán y Eva?
Cristo y la Virgen.
¿Y no habrá lucha?, ¿es que el Demonio no
estará tentando?
No. Ha sido atado, reducido al abismo
por Cristo, por María, que han vencido sobre él, por los hombres fieles.
Quiero ver a los hombres realizando la
misión para la que fueron creados: dar gloria a Dios con sus cuerpos, con
sus almas, en unión íntima, exquisita, sin división en su naturaleza. Amando a Dios
Verdaderamente en cuerpo y alma.
En la tierra, sí, en la tierra. Sin resucitar.
Sin resucitar.
Entonces: ¿qué es la resurrección?
Yo Soy la Resurrección y la Vida. El que crea
en Mí, aunque haya muerto, vivirá. No morirá para siempre (cfr. Jn
11,25).
No entiendo. Porque con Adán y Eva no existía
la muerte.
Pero estaban llamados a resucitar. La
vida en la tierra era una prueba que no superaron. Ahora quiero que se viva
como superando esa prueba, porque ha sido superada por Cristo.
Estas cosas no las entiendo, Jesús.
No te corresponde ahora entenderlas. Ya las entenderás. Espera los
acontecimientos de Dios, y sus manifestaciones a ti.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario