Nunca nos cansaremos de
afirmar esta gran verdad —“dar a Dios lo que es de Dios”— que nos
recuerda el Evangelio del próximo domingo (XXIX del tiempo ordinario).
Siempre tendremos los hombres
el peligro de ser demasiado condescendientes con “el cesar”, es decir,
los “valores” mundanos de moda en cada época de la historia. No podemos traicionar
nuestra vocación cristiana poniendo al "cesar" por encima de Dios.
Las lecturas de este XXIX
Domingo del tiempo ordinario son las siguientes (puede usarse el formulario
“Por la evangelización de los pueblos”, pues mañana es el “Día Mundial de las
Misiones”):
• Is 45, 1.4-6. Llevo de la mano a Ciro para
doblegar ante él las naciones.
• Sal 95. Aclamad la gloria y el poder del Señor.
• 1Ts 1, 1-5b. Recordamos vuestra fe, vuestro amor
y vuestra esperanza.
• Mt 22, 15-21. Pagad al César lo que es del César
y a Dios lo que es de Dios.
La pregunta que le hacen al Señor es hábil y capciosa
(Ev.). ¿Cuál debe ser la verdadera relación entre nuestros deberes con Dios y con la sociedad. Las lecturas de la Misa subrayan que no
existe solo una lectura laica de la historia sino que la fe tiene sus derechos
y criterios interpretativos (1ª Lect.). Jesús expresa nítidamente los niveles de
competencia de lo humano y lo divino. El césar no es Dios; no existe un
césar divino. Dad a Dios lo que es de Dios (Ev.). La comunidad cristiana
debe vivir con autenticidad los valores de la fe, esperanza y caridad (2
Lect.).
La fe, la esperanza y la
caridad (que empieza por el amor a Dios), son los principales puntos de referencia del
cristiano (2ª Lect.). Vivir con profundidad las virtudes teologales, que son un
don de Dios, nos proporciona un modo de ver todas las cosas con enfoque
cristiano. Si perdemos la referencia teologal de nuestra vida, sólo las
veremos de modo “humano”, o mejor dicho: “mundano”.
“Dar a Dios lo que es de
Dios”. Estas palabras están detrás de todo el “mensaje de Garabandal”,
de todo lo que la Virgen enseñó a las cuatro niñas en las más de dos mil
apariciones que tuvo en Garabandal, entre 1961 y 1964 (un promedio de tres o
cuatro diarias). En ese tiempo la Virgen visitó todas las casas del pueblo.
El 18 de octubre de 1961
las cuatro niñas leyeron juntas, en Los Pinos, el mensaje que la Virgen les
había dado para toda la humanidad. Tenían doce años de edad, salvo Mari Cruz,
que tenía once. Como no se oyó bien su voz de niñas, luego, dos hombres repitieron
la lectura del mensaje, que decía así:
"Hay que hacer muchos
sacrificios, mucha penitencia; visitar al Santísimo; pero antes, tenemos que
ser muy buenos.
Y si no lo hacemos nos
vendrá un castigo.
Ya se está llenando la
copa, y si no cambiamos, nos vendrá un castigo muy grande".
Fray Eusebio García Pesquera, O.F.M., comenta en su libro “Fue con prisas a la montaña”, lo siguiente: “Imposible que la
masa de expectantes que acogió estas palabras en la revuelta noche de Garabandal
pudiera captar entonces las verdaderas dimensiones de tan cortísimo y pueril
mensaje... Por eso, a todos o casi todos decepcionó”.
““Aquello”
era una proclama nueva “de
los de siempre” —añade
fray Eusebio—: de lo que más necesitamos oír aunque menos nos guste escuchar”.
Hoy, 53 años después de ese
día, volvemos a leer y meditar el primer mensaje de la Virgen y damos gracias a
Dios porque nos recuerda las verdades fundamentales de nuestra fe:
·
el sentido del pecado (tan olvidado en nuestro mundo actual),
·
su maldad (que
ocasiona todas las tragedias de la humanidad),
·
el saber de que todos
los hombres somos pecadores,
·
la importancia de la penitencia
para expiar nuestros pecados,
·
la necesidad de acudir a la
Fuente de la Salvación (la Palabra de Dios y los Sacramentos); particularmente al mismo Jesucristo que nos espera en el Sacramento
de la Eucaristía (hacer muchas visitas al Santísimo) y, por último,
·
la importancia de la lucha ascética para tratar de ser “muy buenos” (integridad moral) cada día,
·
con la ayuda de Nuestra
Madre del Cielo.
Estas verdades fundamentales
de nuestra fe, dichas en un lenguaje sencillo (para niñas), iluminan toda nuestra vida. Por ejemplo, ¡cuánto podría haber
ayudado, meditarlas despacio, a los obispos, sacerdotes y laicos que están
ahora reunidos en Roma en el Sínodo sobre la Familia (ya por terminar)! ¡Con
qué perspectiva, auténticamente sobrenatural, se ve todo más claro!
Es momento de tratar de ser “muy
buenos”. ¿Cómo? Centrando nuestra vida en la Eucaristía y acudiendo
constantemente a la intercesión de la Virgen para que nos ayude a
reconocernos pecadores, y a hacer mucha penitencia, muchos sacrificios:
oración y expiación abundante, por nosotros y por toda la Iglesia.
Aunque el mensaje del
Evangelio es eminentemente positivo —el anuncio del inmenso Amor que Dios tiene
a cada ser humano—, no se puede olvidar nunca que Dios es Misericordioso pero
también Justo. Dios no deja de buscar cómo ayudar a sus hijos, y corregirlos,
también con severidad, cuando es necesario. Además, al final de nuestra vida tendremos que optar por el premio eterno (el Cielo) o el castigo eterno (el Infierno), según hayan sido nuestras obras.
Terminamos con unas palabras
de fray Eusebio García Pesquera de su libro "Fue con prisas a la montaña":
“Ya se está llenando la
copa; y si no cambiamos... Las niñas decían lo de la copa, sin entenderlo
apenas; parece que durante las explicaciones del mensaje que la Virgen les fue
dando a lo largo del verano, se les mostró una gran copa, dentro de la
cual caían espesas gotas de tonalidad oscura, como de sangre. Cuando la
Virgen hablaba de esto de la copa y del castigo que se avecinaba, se
oscurecía su semblante y se apagaba notablemente su voz.
A partir, pues, de esta noche
del 18 de octubre, Garabandal empieza a revelarse en su fuerte dimensión de
admonición profética. Vamos hacia horas de muy graves decisiones por parte
de Dios.
Como las consecuencias serán
terribles para muchos, misericordiosamente se nos advierte, para que veamos la
manera de evitarlo. Y no hay más que una manera: la que Cristo dejó
proclamada en su Evangelio: "Si no hiciereis penitencia, todos por un
igual pereceréis"(Lc 13, 1-5).
En adelante, un gigantesco
contraluz de Misericordia y de Justicia a escala divina va a estar siempre
como gravitando sobre el horizonte lejano de esta increíble historia de Garabandal”.
Recomendamos los siguientes vídeos:
1. Pastores católicamente equilibrados - Padre Santiago Martín FM.
2. Peligro la Eucaristía - división en el Sínodo Familia P. Santiago Martín FM.
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