Es Sábado Santo.
Día de Silencio. Día de espera. Ayer en la Solemne acción litúrgica
postmeridiana revivíamos la Pasión y
Muerte del Señor. Hoy en la noche, celebraremos la Vigilia Pascual y la Resurrección de Cristo.
Durante los aproximadamente tres años del reinado del
Anticristo, la Iglesia parecerá muerta.
Pero al terminar ese tiempo (que será acortado por las súplicas de la Virgen y
de los santos), la Iglesia resucitará,
imitando a su Señor (cfr. el Tercer tomo de los Dictados de Jesús a Marga, El
Reinado Eucarístico, mensaje de Jesús, del 21 de octubre de 2015).
No parecen estar muy lejos esos acontecimientos. Sin
embargo, Nuestra Señora nos aconseja no
hacer elucubraciones por el futuro, porque el futuro le corresponde a Dios (cfr. ibidem, mensaje del 15 de mayo de 2013).
Elucubrar es la acción de “elaborar una divagación complicada y con apariencia de profundidad” (Diccionario
de la Real Academia Española de la Lengua, primer significado) o, también, “imaginar sin mucho fundamento” (segundo
significado).
Los designios de Dios son
misteriosos y nos sobrepasan en todos sentidos. Dios es el Señor de la
Historia. Su Voluntad se va cumpliendo, al mismo tiempo que respeta la libertad
humana. Lo que nos pide el Señor es una actitud
de fe incondicional. Él nos irá llevando de las tinieblas a la luz (“ex umbris et imaginibus in veritatem”,
como reza el epitafio en el sepulcro del Cardenal John Henry Newman).
Dios quiere que nos
movamos en el terreno de la fe. Lo habitual es que no lo veamos ni lo
oigamos directamente, sino a través de
mensajeros, que nos hablan de Él. “Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen” le dice Abraham al
rico epulón cuando pide que Lázaro se aparezca a sus cinco hermanos que podrían
condenarse como él.
Dios se ha revelado plenamente en el Hijo, pero Jesús se
revela en el misterio y la oscuridad.
Y sólo lo hace inmediatamente a unos pocos de sus contemporáneos. Luego, en el
transcurso de los siglos, quiere que creamos a través de otros hombres y
mujeres que nos hablan de Él.
El encuentro personal con el Señor no tenía que suscitar
imperiosamente la fe de los que le escuchaban. De hecho, muchos no creyeron en Él.
Ante la manifestación humana de Dios siempre cabe la duda de si estamos realmente ante Dios. Lo que
revela, oculta a la vez. Es difícil oír hablar de Cristo a través de
mensajeros.
También ahora, cuando otros
mensajeros y profetas (por
ejemplo Marga) nos hablan de los planes de Dios sobre el mundo, es necesaria una actitud que participa de la
fe. Es una “fe” distinta a la que prestamos a la Revelación pública (de
Cristo, en la Iglesia, con la asistencia del Espíritu Santo). Se trata de una
fe no absoluta, una fe más misteriosa aún, pues su objeto es una revelación privada. Pero, ante esas revelaciones,
Dios espera de nosotros una “actitud de
fe”. Es decir, una disposición de humildad, de escucha y de espera a que Él
vaya aclarando todo, poco a poco.
Dios nos ha dado la posibilidad de trascender nuestra propia experiencia humana,
nuestros cálculos y previsiones. No sabemos cómo se realizarán los planes de
Dios, pero confiamos en que Él los llevará a cabo admirablemente.
Cuando alguien se nos acerca en medio de una espesa niebla,
su figura se ve muy borrosa al principio.
Podemos decir “es así” y, a la vez “es de otro modo”. Es más fácil reconocerlo
si amamos a esa persona. La mirada de la
fe y del amor es más certera que la de la curiosidad o la del que se apoya
en su experiencia y conocimiento humanos.
Podemos descubrir al Amado, que nos habla, en un momento;
pero quizá haya que esperar durante años
en la oscuridad. “¡Lo importante es
esperar y que la espera sea sincera! Es mejor seguir soportando la
incertidumbre que imponerse a sí mismo una decisión sin verdadera consistencia.
La primera y auténtica disposición contiene
ya la fe; por el contrario, la mentira que
aparenta una convicción que aún no se tiene y la violencia con la que uno
se obliga a confesar algo que todavía no está arraigado en el corazón contienen
ya el germen de la destrucción” (R. Guardini, El Señor. Revelación y
misterio, 4ª parte, n. 6).
“Pero eso no quiere decir que las dudas sean ya indicios de
que la fe empieza a quebrarse. En cualquier momento pueden surgir problemas que traen la inquietud y que son por lo
general tribulaciones del corazón que adquieren la forma de dificultades
teóricas. Mientras la fe no se haya transformado en visión [en el Cielo], se verá constantemente acosada y tendrá
que defender su vida” (ibídem).
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Transcribimos un mensaje de la Virgen a Marga (cfr. el
tercer tomo de los Dictados de Jesús a
Marga, El Reinado Eucarístico y la
web oficial.
Mensaje de la Virgen
(17 de julio de 2014) (mensaje completo; las negritas son nuestras) (al
final, entre paréntesis cuadrados, hacemos un comentario)
“Al igual que cambio eso (* ver, más abajo, nota de Marga al
final del mensaje), un simple acto que hacéis puede cambiar todo. No está nada dicho hasta el último momento.
¿Por qué creéis, si no, que se retrasa el Aviso, el
Castigo…? Pueden no llegar a ocurrir.
Todo depende de vosotros.
Las gentes que estudian las Profecías pueden llegar a
incurrir en locura, sí, porque por sus
deducciones llegan a veces a conclusiones absurdas, de las que Yo me
asombro a veces.
Nota de Marga: Mamá, esto ¿por qué se da? Es difícil el
estudio. Y ellos son buenos.
¿Se equivocaron acaso mis Reyes (nota de Marga: los Reyes Magos) en hacer esas predicciones y en
deducir, por los signos de los tiempos, la llegada del Mesías? Es porque eran personas (hombres) de
oración.
¡Todos! —tú misma que estás recibiendo directamente
comunicaciones celestiales—, todos, te digo que, si no rezáis, no sabéis interpretarlas. Rezad y sed personas de
oración. Llevad una vida pulcra a mi lado y no seréis llevados por «el viento
de las Profecías». Rezad y sed hombres
de oración y de vida recta, y sabréis interpretarlas”.
* Nota de Marga: Se refiere a que antes de la Misa en la
Capilla de la Facultad de Historia de la Universidad Complutense, donde el
rectorado quería quitar la Capilla que había con Santísimo, di una sugerencia a
un sacerdote: Que los mayores estaban en los puestos de delante y los jóvenes
atrás. Y los medios de comunicación, (había 4 cámaras) estaban sacando sólo a
los mayores de las primeras filas. Los jóvenes, por educación, estaban dejando
sentar a los mayores en las banquetas, pero que estaría bien que fueran atrás,
porque la gente que se ponía atrás no salía en las fotos, esa parte aparece
oscura (eso lo había visto en las fotos del día anterior). El sacerdote fue a
anunciarlo por el micrófono. Estaba a punto de empezar la Misa. Dijo que
existían las normas de educación, de dejar sentar a los mayores, pero que
también existían las normas de los medios de comunicación, y que estos las
estaban cumpliendo. Que era mejor que los jóvenes pasaran delante y los mayores
se fueran atrás. En un momento, la Asamblea se dio la vuelta completamente. Yo
me quedé más que asombrada en lo que puede cambiar una cosa tan pequeña la
situación… En los medios han salido las fotos de los jóvenes en la Misa)
[Comentario: Este
mensaje es muy luminoso. La Virgen nos da su
buen consejo: ser, como Ella, personas
de oración y tener una conducta recta (“pero antes ser buenos”, como decía
María a las niñas de Garabandal). Así, no haremos elucubraciones vanas. No nos
afirmaremos en nuestros juicios humanos. No caeremos en el orgullo y en la
estrechez de mente. Por el contrario, el
Señor nos concederá una mente abierta a su Verdad, que no es como la
imaginamos nosotros, pobres creaturas ignorantes.
María nos advierte del peligro de ser llevados por el “viento
de las Profecías”, que son buenas (porque vienen de Dios), pero pueden cambiar.
Si somos almas de
oración, no caeremos en el engaño del Demonio, por ejemplo, criticando al
Papa Francisco y contribuyendo a demoler el Pontificado Romano. Jesús y la
Virgen nos previenen, a través de los mensajes a Marga, que la Iglesia está en peligro de división,
si cada uno de los grupos principales (“Tradicionalistas” y “Progresistas”) se
empeñan en luchar unos contra otros y no buscar la unidad en la fe de la Única
y Verdadera Iglesia: la que está con el
Sucesor de Pedro, que es servidor y garante de la Fe Verdadera.
Por ejemplo, en el mensaje a Marga del 22 de septiembre de
2013, Jesús nos aconseja estar
descentrados de nosotros mismos y centrados en Dios, “como lo ha dicho mi Papa Francisco”.
En el mensaje a Marga del 9 de mayo de 2014, la Virgen le
dice que los llamados “Tradicionalistas”
necesitan convertirse y aprender a amar. No
aman si critican (sobre todo, si critican al Papa). Se cierran en una
“Tradición” que no lo es tal.
Tenemos la tentación de dejarnos
llevar por las apariencias y las confusiones (que propician los que quieren
destruir la Iglesia).
El Señor nos pide que seamos sencillos, como niños, abandonados en la Providencia y confiados
en el Amor de Dios y en la ayuda maternal de la Virgen.
Recordemos lo que decía la Madre Teresa de Calcuta: “el fruto del silencio es la oración; el
fruto de la oración es la fe; el fruto de la fe es el amor; el fruto del amor
es el servicio; y el fruto del servicio es la paz”.
María, en las apariciones de Kibheo, Ruanda, cambia un poco uno de los pasos: “el fruto de la
oración es el amor; el fruto del amor el perdón y el fruto del perdón es la
paz”].
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