"Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo"
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Después
de la Resurrección Jesús, durante cuarenta días, enseñó muchas cosas a sus
discípulos, “por medio del Espíritu
Santo” (cfr. Primera Lectura de la Solemnidad de la Ascensión del Señor,
Ciclo A: Hch 1, 1-11).
Ahora, veinte siglos después, el Espíritu santo no se cansa de enseñar, aunque nosotros sí de aprender.
Diez días después de su Ascensión a los Cielos, los apóstoles serán “bautizados con el Espíritu Santo” (ibídem). Sin embargo, la actividad del Paráclito sobre ellos ya había comenzado, de una manera nueva, desde el día de la Resurrección, cuando, al atardecer, Jesús se presenta en el Cenáculo y les dice: “Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les son perdonados; a quienes se los retengan, les son retenidos” (Jn 20, 22.23). La Iglesia ha entendido siempre —y así lo ha definido— que Jesucristo con estas palabras confirió a los Apóstoles la potestad de perdonar los pecados, poder que se ejerce en el sacramento de la Penitencia.
Durante cuarenta día…
Ahora, veinte siglos después, el Espíritu santo no se cansa de enseñar, aunque nosotros sí de aprender.
Diez días después de su Ascensión a los Cielos, los apóstoles serán “bautizados con el Espíritu Santo” (ibídem). Sin embargo, la actividad del Paráclito sobre ellos ya había comenzado, de una manera nueva, desde el día de la Resurrección, cuando, al atardecer, Jesús se presenta en el Cenáculo y les dice: “Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les son perdonados; a quienes se los retengan, les son retenidos” (Jn 20, 22.23). La Iglesia ha entendido siempre —y así lo ha definido— que Jesucristo con estas palabras confirió a los Apóstoles la potestad de perdonar los pecados, poder que se ejerce en el sacramento de la Penitencia.
Durante cuarenta día…