sábado, 11 de abril de 2015

Lavados por el Agua, redimidos por la Sangre y regenerados por el Espíritu

Mañana celebramos la Fiesta de la Divina Misericordia, instituida por San Juan Pablo II, que tenía una gran devoción a la Imagen de Jesús de la Misericordia, entregada por el mismo Señor a Santa Faustina Kowalska. Muchas veces, del Papa repetía la jaculatoria: “Jesús, en Ti confío”.


En la Liturgia Tradicional (Tridentina: Rito Extraordinario) este domingo se llamaba “Domingo Quasimodo”, por las primera palabras del Introito: “Quasimodo geniti infantes, rationabiles, sine dolo lac concupiscite”, tomadas de la Primera Carta de San Pedro.

Los bautizados en Pascua eran acogidos con la exhortación de Pedro: "Quasimodo geniti infantes, rationabile sine dolo lac concupiscite, ut in eo crescatis in salutem" – “Como niños recién nacidos, desead la leche espiritual (en griego: 'logikós', del 'lógos', el Espíritu Santo, que en latín se tradujo por 'rationabilis') pura, a fin de que, por ella, crezcáis para la salvación” (1 Pe 2, 2).

Los bautizados se presentaban revestidos del alba que habían recibido el domingo precedente. Por esta razón, se llamaba también a este domingo "in albis", "en blanco".

Quasimodo se convirtió en nombre de pila, el más célebre de cuyos portadores ha sido el personaje de Victor Hugo, ya que se daba a menudo a los niños el nombre del santo del día o uno de los santos próximos a su día de nacimiento, o el nombre de su domingo de bautismo.

Pero también es digna de mención la Colecta de la Misa: “Deus misericordiae sempiternae, qui in ipso paschalis festi recursu fidem sacratae tibi plebis accendis, auge gratiam quam dedisti, ut digna omnes intellegentia comprehendant, quo lavacro abluti, quo spiritu regenerati, quo sanguine sunt redempti”. “Dios de misericordia infinita, que reafirmas la fe de tu pueblo con el retorno de las fiestas pascuales, acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor la inestimable riqueza del bautismo que nos ha purificado, del espíritu que nos ha hecho renacer y de la sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo”.

“Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan." (1 Juan 5, 7-8).

En esta oración, le pedimos al Señor que nos haga comprender la grandeza de las acciones salvíficas de Jesucristo, en su Misterio Pascual, que nos ha lavado de nuestros pecados, nos ha comprado a precio de sangre y nos ha regenerado para una Vida Nueva.

Benedicto XVI, en una de sus homilías pascuales, explica muy bien en qué consiste esta Vida Nueva, que hemos recibido por el Bautismo.

“Está claro que este acontecimiento [la Resurrección del Señor] no es un milagro cualquiera del pasado, cuya realización podría ser en el fondo indiferente para nosotros. Es un salto cualitativo en la historia de la "evolución" y de la vida en general hacia una nueva vida futura, hacia un mundo nuevo que, partiendo de Cristo, entra ya continuamente en este mundo nuestro, lo transforma y lo atrae hacia sí. Pero, ¿cómo ocurre esto? ¿Cómo puede llegar efectivamente este acontecimiento hasta mí y atraer mi vida hacia Él y hacia lo alto? La respuesta, en un primer momento quizás sorprendente pero completamente real, es la siguiente: dicho acontecimiento me llega mediante la fe y el bautismo. Por eso el Bautismo es parte de la Vigilia pascual, como se subraya también en esta celebración con la administración de los sacramentos de la iniciación cristiana a algunos adultos de diversos países. El Bautismo significa precisamente que no es un asunto del pasado, sino un salto cualitativo de la historia universal que llega hasta mí, tomándome para atraerme. El Bautismo es algo muy diverso de un acto de socialización eclesial, de un ritual un poco fuera de moda y complicado para acoger a las personas en la Iglesia. También es más que una simple limpieza, una especie de purificación y embellecimiento del alma. Es realmente muerte y resurrección, renacimiento, transformación en una nueva vida” (Benedicto XVI, Homilía, 15-IV-2006; las negritas son nuestras).

Cada uno de nosotros, por el Bautismo, podemos incorporarnos a esta Vidas Nueva que Cristo a inaugurado con su Resurrección. El Papa lo comenta de este modo: “"Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí" (Gal 2, 20) (…). Esta frase es la expresión de lo que ha ocurrido en el Bautismo. Se me quita el propio yo y es insertado en un nuevo sujeto más grande. Así, pues, está de nuevo mi yo, pero precisamente transformado, bruñido, abierto por la inserción en el otro, en el que adquiere su nuevo espacio de existencia” (ibídem).

Y continúa el Papa Benedicto aclarando los conceptos: “Pero, ¿qué sucede entonces con nosotros? Vosotros habéis llegado a ser uno en Cristo, responde Pablo (cf. Ga 3, 28). No sólo una cosa, sino uno, un único, un único sujeto nuevo. Esta liberación de nuestro yo de su aislamiento, este encontrarse en un nuevo sujeto es un encontrarse en la inmensidad de Dios y ser trasladados a una vida que ha salido ahora ya del contexto del "morir y devenir". El gran estallido de la resurrección nos ha alcanzado en el Bautismo para atraernos. Quedamos así asociados a una nueva dimensión de la vida en la que, en medio de las tribulaciones de nuestro tiempo, estamos ya de algún modo inmersos. Vivir la propia vida como un continuo entrar en este espacio abierto: éste es el sentido del ser bautizado, del ser cristiano. Ésta es la alegría de la Vigilia pascual. La resurrección no ha pasado, la resurrección nos ha alcanzado e impregnado” (ibídem).

> Se pueden leer también otras homilías pascuales de Benedico XVI en una selección que hace Sandro Magister: Homilías Pascuales I y Homilías Pascuales II.

> Leer también lo que escribe Benedicto XVI en Jesús de Nazaret III, sobre la Resurrección del Señor (para descargar).



5 comentarios:

  1. Porque no pública nada del papa actual?

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  2. Porque no pública nada del papa actual?

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  3. Sinceramente, porque preferimos esperar a ver cómo evoluciona este Pontificado. Por lo pronto rezamos mucho por el Papa Francisco y por sus colaboradores. Hay cosas magníficas, pero también otras no muy claras, que invitan a la reflexión. Un momento importante será el próximo Sínodo sobre la Familia. Pedimos a Nuestra Señora que proteja a la Iglesia.

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  4. Desenmascarada por la prensa de Irlanda, María Carberry deja de publicar los mensajes de «Maria Divine Mercy» y cierra la web oficial de las supuestas apariciones, nos informa hoy 16-IV-2015 Luis Santamaría en su blog alojado en Infovaticana (cf.http://infocatolica.com/blog/infories.php/1504160840-los-falsos-mensajes-divinos-d).

    Al respecto, considerando la suma gravedad del asunto y el bien de las almas, pienso que Ecos de Garabandal debería:

    1° Ofrecer las correspondientes disculpas y y proceder a la retractación de todo cuanto ha publicado invocando los falsos mensajes inventados por la farsante Carberry, alias "Maria Divine Mercy", y

    2° Eliminar toda alusión explícita e implícita a la misma y a sus "mensajes", suprimiendo los correspondientes posteos tanto como los enlaces relacionados con la falsa vidente "Maria Divine Mercy".

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    1. Nos parece que no hay que precipitarse. Las opiniones de la prensa o de algunos comentaristas no son suficiente razón para descalificar a una persona que afirma recibir mensajes de Jesús o de María. Tenemos el ejemplo de las niñas de Garabandal que han sufrido persecución e incluso, ellas mismas, llegaron a negar la veracidad de las apariciones. En todo lo que se refiere a las apariciones del Cielo lo mejor es ser pacientes y observar los acontecimientos, sin emitir juicios que pueden ser erróneos, por falta de conocimiento.

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