sábado, 26 de diciembre de 2015

La Misericordia en los “Dictados de Jesús a Marga” (3)

Con los siguientes textos terminamos de reproducir algunas frases sobre la “Misericordia” que se encuentran en el Tomo Rojo de los Dictados de Jesús a Marga (“La Verdadera devoción al Corazón de Jesús”), y que nos ayudarán a comenzar a vivir este Año Santo de la Misericordia con más provecho.


Para comenzar, reproducimos un mensaje de Jesús y de la Virgen a Marga, dado en el día de su santo (Santa Margarita de Escocia), diez años antes de la posible fecha del Aviso anunciado en Garabandal (13-XI-2006), y en el que el Señor habla mucho de la Misericordia.

Mensaje de Jesús y de María a Marga (13 nov 2006)

Virgen:
No temáis. Os veo con miedo. Cuando veáis cómo se convulsiona todo, no temáis. Son las últimas convulsiones que provoca en el mundo el Demonio antes de salir de él. No temáis.
Jesús:
Hoy es (Sta. Margarita de Escocia)
¡Felicidades! Como ves, tu nombre es predilecto de mi Corazón. Me recuerda muchas santas.
No estaré nunca a la altura de esas Santas (palabras de Marga).
No, hija mía, tú eres muy pequeñita. Eres la más pequeñita de todos mis profetas. Pero Dios se complace en los pequeños.
¿Quieres decir que no tengo méritos? (palabras de Marga).
Muy pocos. Pero Dios se complace en dártelos.
¿Darme los méritos sin que los gane? (palabras de Marga).
Sí.
¡Oh, Dios mío, ¿qué es esto? (palabras de Marga).
¡Es la Locura de su Misericordia! Esfuérzate siempre en ser más y más y más pequeña. Y atraerás toda su Misericordia.
¡Oh, Dios mío, Dios mío, Dios mío! ¡Qué Locura! ¿Y qué dicen los Santos que se han esforzado tanto y han adquirido tantos méritos a tus ojos y a los ojos de Dios? No les parecerá justo (palabras de Marga).
Se alegran por ti y te felicitan. Ven que sus méritos no son nada a la Luz de Dios. Los eclipsa su Misericordia.
¡Dios mío! ¡Esto es increíble! (palabras de Marga).
Sí. ¿Querrás comunicárselo a todos?
¿Ahora somos los santos más pequeños de la historia? (palabras de Marga).
Sí.
¿Y por qué se dice que en los Últimos Tiempos habrá grandes  santos? (palabras de Marga).
Se dice por la Efusión de su Misericordia para estos Tiempos. ¿Sabes qué hace Jesús? Mira, y al más pequeño de sus hijos, a ése elige.

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Continuamos con las frases breves contenidas en los mensajes, que contienen alguna referencia a la “Misericordia”.

— Mirad, sí, vosotros estáis en un tiempo privilegiado de la Iglesia. Convivís con Santos. Os encontráis en un Tiempo privilegiado de la Iglesia, en el que Su Misericordia se derrama por doquier. Yo misma he bajado a hacerme presente entre vosotros. Tenéis la Presencia Eucarística más viva que nunca... Sí, hay frutos de santidad entre vosotros porque éste es un Tiempo muy especial (María, 8-XI-2007).

— Quisiera que tú fueras la continuadora de la Obra de Bernardo [el P. Bernardo de Hoyos (+1735), jesuita, es el primer apóstol de la Devoción del Corazón de Jesús en España], la difusora de mi Misericordia. Mira, lees cómo él, ante la Custodia en mi Presencia, recibió este encargo mío. Al igual que tú lo habías recibido mucho antes que leyeras esta obra. Quiero que seas la difusora de mi Misericordia (Jesús, 7-XII-2007).

— Si Dios Padre no actúa ahora, y así, serían condenadas muchas más almas. ¿Entiendes? ¡Son los Castigos su Misericordia! Oh, ahora lo entiendo. Lo entiendo todo. Que tu Misericordia venga ya sobre nosotros (palabras de Marga). Te digo una última cosa: ¿Por qué espero un poquito más de tiempo? Porque me parece que aún se pueden salvar unos poquitos más (María, 24-IV-2008).

— ¡Oh, se acerca el Día, hija, y tú has de avisar! Advierte que todas sus obras no permanecen ocultas sino que están siempre ante mis ojos. ¡Oh, Dios mío! Jesús, ¡ten compasión! Tendré compasión con quien tuvo compasión. Misericordia con quien practicó la misericordia (Jesús, 17-VII-2008).

— En la Revelación de la Misericordia divina a Sor Faustina Kowalska, se escenificó las Gracias derramadas sobre el mundo desde mi Sagrado Corazón. Una Devoción a la que Yo acompañé de Gracias especialísimas con un último intento ya de atraer a todos los hombres hacia Mí. Y con ella terminó para este Tiempo la Revelación de mi Sagrado  Corazón. Lo que a ti te comunico es mi Sagrado Corazón para un Tiempo Nuevo. Donde la antigua tierra ha pasado. «Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva» (…).Los no partidarios de Dios, enloquecerán de tal forma, que se volverán endemoniados. El Demonio hará presa en ellos. Satanás se adueñará del mundo. En ese momento, se acabó el Tiempo de conversión otorgado por mi Misericordia. Y al hombre no le será posible ya convertirse ni volver a Mí. Le ha sido dado el Poder al Demonio para atraerse a todos los hombres a él. «Cuando Yo sea tirado por tierra y pisoteado, él atraerá a todos los hombres a sí.»34 Esto es lo contrario de mis Promesas. Cuando aboláis la Eucaristía. En el mundo, si no se celebra la Eucaristía, se acaba la vida, y se va enfriando poco a poco. El sol os abandonará. Será una época de mucha carestía (Jesús, 16-VII-2008).

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Terminamos con una breve pero sustanciosa frase contenida en uno de los mensajes de la Virgen a Marga, en el Tomo Azul (“El Triunfo de la Inmaculada”):

La Justicia de Dios caerá sobre vosotros, pero no sin antes haberse manifestado su Misericordia” (María, 25-III-2009).




sábado, 19 de diciembre de 2015

La Misericordia en los “Dictados de Jesús a Marga” (2)

Continuamos copiando algunas frases, en los “Dictados de Jesús a Marga” (Tomo Rojo: “La Verdadera devoción al Corazón de Jesús”), en los que aparece la palabra “Misericordia”. Si las meditamos despacio, en nuestra oración, nos servirán mucho para vivir intensamente el Año de la Misericordia.


— Escuchad, ved. Escuchad y ved los signos de los tiempos. Ved y tened pavor sólo de no estar convertidos a tiempo. Lo demás dejadlo a la Misericordia de Dios. Él sabe qué hacer. Poneos fielmente en sus manos, que determinará la suerte a seguir de cada uno de vosotros. ¿Alguno quiere ofrecerse antes? Si al Padre le ha parecido bien, tomará vuestro ofrecimiento para la Vida Nueva (Jesús, 10-I-2002).

— Se abren los Pozos de mi Misericordia: ¡Entrad!, ¡entrad todos! Luego, dentro de poco, serán cerrados. Entrad antes del Día. Luego no podréis arrepentiros, no os será dado, porque vosotros mismos os lo negasteis (Jesús, 14-VI-2002).

— Me dirán: «¿Cómo es que Dios ha agotado su Misericordia? Mi Misericordia es inagotable; tendré Misericordia de quien tuvo misericordia. Pero llegará un momento que ya no vas a llamar más a conversión (palabras de Marga). Sí, el tiempo mesiánico se acaba, y empieza la era de Cristo Rey, de María Reina sobre los corazones, el Reinado de Paz y de Justicia, de Vida y Amor. El tiempo del rescate se acaba, y los que no han sido rescatados, no podrán serlo luego, porque todo lo creado lo voy a renovar, porque tiene que ser la tierra purificada. De todas vuestras inmundicias os purificaré, os limpiaré, arrancaré de vuestro pecho el corazón de piedra y os daré un corazón de carne (Jesús, 29-VIII-2002).

— Lo que Yo quiero contigo es que me conozcan tal cual soy, y soy un abismo infinito de Amor y Misericordia, porque gozo y estoy dentro del Abismo Infinito de la Misericordia de Dios, más que cualquier otro hombre, y os amo y Le amo tanto que os participo de ese Amor por su Amor y mi Amor (María, 17-IX-2002). A continuación Marga explica esto en una nota: “Es Voluntad de Dios que la Virgen nos participe de ese Amor de Dios, y a la vez Ella lo desea porque nos ama como Él nos ama, y Le ama a Él Infinitamente, con su mismo Amor, es el mismo Amor de Dios que Ella para amarle a su vez. Y como participa tanto de la Esencia de Dios, es Dios mismo el que nos ama a través suyo”.

— Mira que Yo detuve las Apariciones dadas en Garabandal porque no se me hacía mucho caso. En espera del Gran Milagro, se retrasa el tiempo para creer y se les prohíbe a mis fieles acudir y recibir las Gracias que Yo quiero dar desde allí. ¡Tapáis los Caudales de mi Misericordia! ¿Cómo queréis recibir mis Gracias si me tenéis taponadas todas las vías de acceso a mis fieles? Sí, esto fue el tema que les hizo retrocederse y no aprobarlo, en espera de otros acontecimientos más sobrenaturales. Pero hijos, Yo os digo: ¡¿más?! ¿Qué esperáis ver ya para poder creer? (María, 14-V-2003).

— ¿Quieres ser tú cauce de mi Corazón? Mira el cuadro de la Misericordia. De mi Pecho salen dos rayos que van a caer a los hombres. ¿Crees tú que llegan a todos los hombres? No, no llegan. Sólo a unos pocos. Bien por unas causas y otras, pero sólo a unos pocos. ¡Esos pocos tienen el deber de darme a conocer! ¿Qué es esto de que esta Devoción es una devoción de «viejas y de melindres»? ¿Es que sólo tienen necesidad de mi Misericordia los mayores y los enfermos? ¡¡Todos!! Todos tenéis necesidad de mi Misericordia. Desde los más pequeños a los más mayores. ¡Oh, cómo harías tú las Delicias de mi Corazón si fueras capaz de adaptar mi Devoción a los más pequeños y que ésta se difundiera por todas partes! (Jesús, 3-V-2005).

— Sabed que estáis en los días en los que la Misericordia de Dios se manifestará a vosotros en forma de Ira de Dios. Pocos lo entendéis. Pocos lo entendéis ahora, pero será la única forma en que los míos vengan a Mí. Yo sufro por vosotros. Sufro por los que ni aun así lo entenderán. Sufro por los que no vendrán (María, 12-X-200 5).

— Yo reservo copiosos tesoros de mi Misericordia para los grandes pecadores arrepentidos. Yo les amaré por lo que nunca se han sentido amados. Yo les sanaré. Se librarán de sus tentaciones que les atenazan y les esclavizan. Yo les daré mi Amor. Y en Él se recompondrán y quedarán salvos (Jesús, 24-V-2006).


sábado, 12 de diciembre de 2015

La Misericordia en los “Dictados de Jesús a Marga” (1)

En los mensajes del Tomo Rojo, primero de los Dictados de Jesús a Marga, aparece 59 veces la palabra “Misericordia”, íntimamente relacionada con la “Verdadera devoción al Corazón de Jesús”. El Corazón de Cristo contiene “infinitos tesoros de Amor” (cfr. Oración Colecta de la Misa votiva del Sagrado Corazón de Jesús).


El Papa San Juan Pablo II, cuando consagró en Cracovia, en el año 2002, el Santuario a la Divina Misericordia, dijo lo siguiente: «La Iglesia profesa de manera particular la Misericordia de Dios dirigiéndose al Corazón de Cristo. El acercarnos a Cristo en el misterio de su Corazón nos permite detenernos en este punto de la revelación del Amor misericordioso del Padre, que ha constituido el núcleo central de la misión mesiánica del Hijo del Hombre».

En el inicio del Año Santo de la Misericordia, podemos repasar algunas frases breves contenidas en los mensajes de Jesús y de María a Marga, y a todos nosotros.

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— No despreciéis este nuevo empujón de su Misericordia, antes bien aprovechadlo como El desea para su Gloria. Amén (María, 27-IX-1998).

— Esta es la Hora, éste es el tiempo destinado por su Infinita Misericordia, éste es el tiempo de vuestra salvación (María, 9-IV-1999).

— Mira que Yo no te voy a dejar, mira que Yo te voy a conquistar y no se sabe de nadie que se haya podido resistir a mi efusiva Misericordia, so pena de querer condenarse (Jesús, 12-IV-1999).

— Yo sólo pienso en darme a todos vosotros, y especialmente al más necesitado de su Divina Misericordia. ¡Qué contenta tendréis a vuestra Santa Madre, si cuento, y estáis todos! Oh, venid, acudid a Él. ¿No sentís sus Brazos flagelados prontos y abiertos para estrecharos con toda su Fuerza? ¿No sabéis que cuando Él perdona, ya no vuelve a acordarse? ¿No os ha sido explicada de todas las maneras posibles su Infinita Misericordia? (María, 15-V-1999).

— ¡Id! Rápido. Antes de que se cierren las Puertas de su Infinita Misericordia (María, 17-V-1999).

— Atraed con mi Rosario las Bendiciones para el mundo, la Bonanza para vuestros hogares. Atraed la Misericordia de Dios para el mundo... Atraed su Amor, no su Ira. Repartid ese Amor (María, 30-VIII-1999).

— Que acudan a Mí todos los que el mundo rechaza, que Yo les sanaré, Yo les daré consuelo. Porque soy Padre de todos, y de entre todos, la miseria de los más débiles es la que me atrae, para que se pueda manifestar en ellos mi infinita Misericordia. Los niños, los débiles, los enfermos, los leprosos en el alma, los crucificados en vida, los pobres y los pecadores, la inmundicia del mundo es lo que más me atrae, lo que más llama a mi Corazón, que encuentra en ellos a quien redimir. Porque se dejan mansamente redimir, sanar, curar, levantar, animar, llenar de Dios. Porque bendita enfermedad si ella te hizo salvo y objeto de mi redención, sujeto de mis Misericordias (Jesús, 25-IV-1999).

— La pobreza me atrae, la miseria llama a mi Misericordia, sois los Tesoros de mi Redención. Recibiréis por esto vuestra corona de Gloria. Amén. Aleluya.

— Diles a todos que les amo, que mis Entrañas se encuentran hoy abiertas, más que nunca abiertas, para acogerles a todos. Porque es el último intento de mi Misericordia, impulsada por mi Santa Madre, de atraerlos a todos a Mí. Por eso acoged, albergad, abríos y abrazad al Gran Espíritu de Amor, que se derrama, se va derramando ya nuevamente sobre vosotros para que podáis comprender, acoger y responder a mi Llamada (Jesús, 5-V-2000).

— La comunidad que recibe el abrazo de mi Espíritu, experimentará en ella un resurgir de vocaciones y llamadas a una santidad más plena, más hermosa y verdadera; déjese llevar. Yo prometo, en mi Entrañable Misericordia, ríos de dicha sin fin para esa comunidad si se deja acoger, si se abre y acoge ella misma al Espíritu para sus hermanos. «En la Entrañable Misericordia de vuestro Dios, os visitará el Sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte» (Jesús, 27-IV-2001).

— Insignificantes en número, más poderosos por el Espíritu. Poco valiosos en lo humano, ricos en mi Misericordia (Jesús, 29-V-2001).

— Hija, tengo ante Mí el pecado de todos los hombres, y sabe tú que es inmenso, casi infinito. Pero es mi Misericordia la que sí es Infinita, la que puede perdonar todo si esos hombres vuelven a Mí (Jesús, 5-IV-2001).

— Dios ha determinado destruirlo todo para mi Venida, para que todo se encuentre aseado y limpio para mi Segunda Venida, y todo el que realice las obras de bondad, no será destruido. Este es mi aviso de Misericordia. ¡Venid a Mí!, ¡venid a Mí antes del Día! Mi Inmaculado Corazón arde en deseos de vuestra entrada, se encuentra abierto, se encuentra abierta aún la puerta del Refugio. Venid todos, venid todos los nombrados. Después no habrá tiempo, venid, pasad. Mi Misericordia es eterna, y he aquí que también mi Destrucción es Misericordia (María, 1-VIII-2001).


sábado, 5 de diciembre de 2015

La Divina Misericordia en Santa Faustina Kowalska (2)

Continuamos reproduciendo algunos textos del Diario de Santa Faustina Kowalska, en los que se utiliza la expresión “Divina Misericordia”, con el fin de comprender mejor qué significa y dar gracias a Dios por su Don inefable en este Año de la Misericordia.


— 29 VI 1935. Cuando hablaba con el director [El Padre M. Sopocko. Don Sopocko resalta en sus recuerdos que sin poder escuchar largas confidencias de Sor Faustina en el confesionario le recomendó apuntar todas las vivencias interiores en el Diario. Mientras tanto los asuntos que requerían ser tratados verbalmente, Sor Faustina los presentaba en la habitación del confesor] de mi alma sobre diferentes cuestiones que el Señor exigía de mí, pensaba que me contestaría que era incapaz de cumplir esas cosas y que el Señor Jesús no se servía de las almas tan miserables como yo, para las obras que deseaba realizar. No obstante oí las palabras de que en la mayoría de los casos Dios escogía justamente a tales almas para realizar sus proyectos. Pero este sacerdote era guiado por el Espíritu de Dios, penetró el secreto de mi alma y los más escondidos secretos que había entre mí y Dios, y de los cuales no le había hablado nunca antes; no se los había contado porque yo misma no los entendía bien y el Señor no me había dado una orden clara para que lo dijera. El secreto era éste que Dios exigía que hubiera una congregación que proclamara la Divina Misericordia y la implorase para el mundo (Diario de Santa Faustina, n. 436).

— 8 I 1936. Cuando fui a ver al arzobispo [El arzobispo Romualdo Jalbrzykowski] y le dije que el Señor exigía de mí que rogara impetrando la Divina Misericordia para el mundo, y que surgiera una Congregación que implorase la Divina Misericordia para el mundo, le rogué que me diera la autorización para todo esto que Jesús quería de mí, el arzobispo me contestó con estas palabras: En cuanto a las plegarias, hermana, le doy permiso e incluso la animo a rogar lo máximo posible por el mundo e impetrar por él la Divina Misericordia, porque todos necesitamos la misericordia y seguramente tampoco el confesor le impide, hermana, rogar según esta intención. Y en cuanto a la Congregación, pues, espere un poco, hermana, que las cosas se pongan un poco más favorables; esta obra en sí es buena, pero no se debe tener prisa; si tal es la voluntad de Dios, tarde o temprano, se realizará. ¿Por qué no?, después de todo existen tantas otras Congregaciones, pues también ésta surgirá, si Dios lo quiere. Esté completamente tranquila. Jesús puede todo; procure una estrecha unión con Dios y esté de buen ánimo. Estas palabras me llenaron de gran alegría (Diario de Santa Faustina, n. 585).

— Cuando el Padre Andrasz me dijo que sería bien que en la Iglesia de Dios existiera un grupo de almas que impetraran la Divina Misericordia, porque, en realidad, todos necesitamos la misericordia, después de estas palabras suyas una luz singular penetró en mi alma. Oh, qué bueno es el Señor (Diario de Santa Faustina, n. 623).

— + Oh Jesús mío, cuánto me alegro de que me hayas asegurado que esta Congregación surgirá. Ya no tengo más dudas en esto, ni una sombra, y veo la gran gloria que dará a Dios; será un reflejo del mayor atributo que tiene Dios, es decir, la Divina Misericordia. Impetrarán incesantemente la Divina Misericordia para sí y para el mundo entero, y cada acto de misericordia brotará del amor de Dios del que estarán colmadas. Este gran atributo de Dios, tratarán de asimilarlo y vivir de él, y procurarán que los demás lo conozcan y tengan confianza en la bondad de Dios. Esta Congregación de la Divina Misericordia será en la Iglesia de Dios como una colmena en un magnifico jardín, escondida, silenciosa. Las hermanas como abejas trabajarán para alimentar con miel las almas de los prójimos y la cera fluirá en honor de Dios (29 de junio de 1936) (Diario de Santa Faustina, n. 664).

— 7 de agosto de 1936. Cuando recibí este artículo [Se trata probablemente del folleto del Padre M. Sopocko titulado “La Divina Misericordia”, editado en 1936, en Vilna] sobre la Divina Misericordia junto con la imagen [En la cubierta estaba la imagen en color de Jesús Misericordioso, copia del cuadro de Eugenio Kazimirowski], la presencia de Dios me envolvió de modo singular. Cuando me sumergí en la oración de agradecimiento, de repente vi al Señor Jesús en una gran claridad tal y como está pintado y a los pies de Jesús vi al Padre Andrasz y al Padre Sopocko, los dos tenían plumas en la mano y de las puntas de ambas plumas salían resplandores y fuego semejantes a un relámpago que tocaba a una gran multitud de gente que corría no sé a dónde. Apenas [alguien] era alcanzado por aquel rayo, daba la espalda a la muchedumbre y tendía los brazos a Jesús; algunos volvían con gran alegría y otros con gran dolor y pena. Jesús miraba con gran amabilidad a los dos. Un momento después me quedé a solas con Jesús y le dije: Jesús, llévame ahora, porque Tu voluntad ya está cumplida, y Jesús me contestó: Todavía no toda Mi voluntad se ha cumplido en ti, sufrirás todavía mucho, pero Yo estoy contigo, no tengas miedo (Diario de Santa Faustina, n. 675).

— Terminada la Hora Santa, cuando fui a mi celda, conocí repentinamente cuánto Dios era ofendido por una persona cercana a mi corazón. Al verlo, el dolor traspasó mi alma, me arrojé en el polvo delante del Señor e imploré misericordia. Durante dos horas, llorando, rogando y flagelándome me opuse al pecado, y conocí que la Divina Misericordia envolvió a aquella pobre alma. Oh, cuánto cuesta un solo, único pecado (Diario de Santa Faustina, n. 685).



sábado, 28 de noviembre de 2015

La Divina Misericordia en Santa Faustina Kowalska (1)

Reproducimos ahora algunos textos del Diario de Santa Faustina Kowalska, en los que aparece la expresión “Divina Misericordia”. Es una selección que nos ayudará a comprender mejor la primacía de la Misericordia de Dios, en el Año Santo de la Misericordia.

Castillo medieval en Polonia

— Jesús me ordena celebrar la Fiesta de la Divina Misericordia el primer domingo después de la Pascua de Resurrección por el recogimiento interior y por mortificación exterior. Durante tres horas llevé un cinturón [de hierro], orando incesantemente por los pecadores y para obtener misericordia para el mundo entero; y Jesús me dijo: Hoy Mi mirada se posa con complacencia sobre esta casa (Diario de Santa Faustina, n. 280).

— 1934. Jueves Santo. Jesús me dijo: Deseo que te ofrezcas como víctima por los pecadores y, especialmente, por las almas que han perdido la esperanza en la Divina Misericordia (Diario de Santa Faustina, n. 308).

— Dios y las almas – acto de ofrecimiento. Ante el cielo y la tierra, ante todos los coros de los ángeles, ante la Santísima Virgen María, ante todas las Potencias Celestes declaro a Dios, Uno y Trino, que hoy en unión con Jesucristo, Redentor de las almas, me ofrezco voluntariamente como víctima por la conversión de los pecadores y especialmente por las almas que han perdido la esperanza en la Divina Misericordia. Este ofrecimiento consiste en que tomo [con] la total sumisión a la voluntad de dios, todos los sufrimientos, y los temores, y los miedos que llenan a los pecadores y en cambio les cedo todas las consolaciones que tengo en el alma, que provienen de mi comunión con Dios. En una palabra, les ofrezco todo: las Santas Misas, las Santas Comuniones, las penitencias, las mortificaciones, las plegarias. No temo los golpes, los golpes de la Justicia de Dios, porque estoy unida a Jesús. Oh Dios mío, con esto deseo compensarte por las almas que no confían en Tu bondad. Contra toda [la esperanza] confío en el mar de Tu misericordia. Oh Señor y Dios mío, mi destino… mi destino para la eternidad, no pronuncio este acto de ofrecimiento basándome en mis propias fuerzas, sino en el poder que deriva de los méritos de Jesucristo. Este acto de ofrecimiento lo repetiré todos los días con la siguiente plegaria que Tú Mismo me enseñaste, oh Jesús: Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, como Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío” (Diario de Santa Faustina, n. 309).

— 9 VIII 1934. La adoración nocturna del jueves [En la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia había la costumbre de que todas las hermanas sanas, cada jueves, de nueve a diez de la noche, hacían la adoración reparadora, “la Hora Santa”. En los jueves que precedían el primer viernes del mes, la adoración duraba toda la noche, pero las hermanas hacían turnos de una hora]. Hice la adoración desde las once hasta las doce. Hice esta adoración por la conversión de los pecadores empedernidos y especialmente por los que perdieron la esperanza en la Divina Misericordia. Meditaba sobre lo mucho que Dios sufrió y lo grande que es el amor que nos mostró, y nosotros no creemos que Dios nos ama tanto. Oh Jesús, ¿Quién lo comprenderá? ¡Qué dolor para nuestro Salvador! Y ¿Cómo puede convencernos de su amor si [su] muerte no llega a convencernos? Invité a todo el cielo a que se uniera a mí para compensar al Señor la ingratitud de ciertas almas (Diario de Santa Faustina, n. 319).

— Oh Santa Hostia, en la que está encerrado el testamento de la Divina Misericordia para nosotros y, especialmente para los pobres pecadores (Diario de Santa Faustina, n. 356).

— 26 IV. El viernes, cuando estaba en Ostra Brama durante las solemnidades en las cuales fue expuesta esta imagen, estuve presente en la homilía que dijo mi confesor [El Padre M. Sopocko]; la homilía fue sobre la Divina Misericordia, fue la primera de las que exigía el Señor Jesús desde hacía mucho tiempo. Cuando empezó a hablar de esta gran misericordia del Señor, la imagen tomó un aspecto vivo y los rayos penetraron en los corazones de las personas reunidas, pero no en grado igual, unos recibieron más y otros menos. Una gran alegría inundo mi alma viendo la gracia de Dios. Entonces oí estas palabras: Tú eres testigo de Mi misericordia, por los siglos estarás delante de Mi trono como un vivo testigo de Mi misericordia (Diario de Santa Faustina, n. 417).

— Cuando empezaron a preguntarme, callaba, porque no pude decir la verdad. Mi silencio incitó su curiosidad; redoblé mi vigilancia para no mentir ni decir la verdad, porque no tenía permiso. Entonces empezaron a mostrarme su descontento y reprocharme abiertamente: ¿Cómo es posible que la gente de fuera lo sepa y nosotras no? Empezaron diferentes juicios sobre mí. Sufrí mucho durante tres días, pero una extraña fuerza entró en mi alma. Me alegré de poder sufrir para Dios y para las almas que habían obtenido su misericordia en esos días. Al ver tantas almas que habían obtenido la misericordia de Dios en esos días, considero nada las fatigas y el sufrimiento aunque sean las más grandes y aunque duren hasta el fin del mundo, porque ellos tienen limite mientras las almas que se han convertido [son salvadas] de los tormentos que nunca tienen fin. Experimentaba un gran gozo viendo a otros que volvía a la fuente de la felicidad, al seno de la Divina Misericordia (Diario de Santa Faustina, n. 421).

— Oh Dios mío, aún en los castigos con que hieres la tierra veo el abismo de Tu misericordia, porque castigándonos aquí en la tierra, nos liberas del castigo eterno. Alégrense, todas las criaturas, porque están más cerca de Dios en su infinita misericordia que el niño recién nacido del corazón de su madre. Oh Dios, que eres la Piedad misma para los más grandes pecadores arrepentidos sinceramente; cuanto más grande es el pecador, tanto mayor es el derecho que tiene a la Divina Misericordia (Diario de Santa Faustina, n. 423).

— Pero yo no me dormí en absoluto, mi mente estaba cansada de lo que empecé a meditar sobre lo que había visto. Oh, almas humanas, conocen la verdad muy tarde. Oh, abismo de la Divina Misericordia, derrámate lo antes posible sobre el mundo entero, según lo que Tú Mismo has dicho (Diario de Santa Faustina, n. 428).

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Si bien no hay registros de que se hayan conocido personalmente (aunque él pasaba por la puerta del convento en Cracovia) San Juan Pablo II dijo que si se pudiera resumir su pontificado en pocas palabras, escogería “Divina Misericordia” y él fue quien encendió la llama/chispa de la Divina Misericordia en Cracovia diciendo que con esto se cumplía la profecía de Jesús que revela Santa Faustina:

— Mientras rezaba por Polonia, oí estas palabras: He amado a Polonia de modo especial y si obedece Mi voluntad, la enalteceré en poder y en santidad. De ella saldrá una chispa que preparará el mundo para Mi última venida (Diario de Santa Faustina, n. 1732).



sábado, 21 de noviembre de 2015

La Cruz de Cristo revela el poder de Dios

Al inaugurar el año paulino (28-VI-2008) en la Basílica de San Pablo, en Roma, Benedicto XVI expresaba con fuerza lo que significa la Misericordia de Dios en la vida del Apóstol de las gentes. En definitiva se trata del encuentro personal con Cristo Resucitado y con el misterio de su Cruz.



En sus escritos utiliza más las palabras “fe”, “verdad” y “amor”, relacionadas entre sí; y no tanto la palabra “misericordia”. Veamos un texto de esa homilía:

“En la carta a los Gálatas nos dio una profesión de fe muy personal, en la que abre su corazón ante los lectores de todos los tiempos y revela cuál es la motivación más íntima de su vida. "Vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Ga 2, 20). Todo lo que hace san Pablo parte de este centro. Su fe es la experiencia de ser amado por Jesucristo de un modo totalmente personal; es la conciencia de que Cristo no afrontó la muerte por algo anónimo, sino por amor a él -a san Pablo-, y que, como Resucitado, lo sigue amando, es decir, que Cristo se entregó por él. Su fe consiste en ser conquistado por el amor de Jesucristo, un amor que lo conmueve en lo más íntimo y lo transforma. Su fe no es una teoría, una opinión sobre Dios y sobre el mundo. Su fe es el impacto del amor de Dios en su corazón. Y así esta misma fe es amor a Jesucristo”.  

Cuando reflexiona sobre la conversión de San Pablo, camino a Damasco (Catequesis del 3-IX-2008), Benedicto XVI explica cómo el cambio profundo que sufrió el apóstol no fue producido por una especie de proceso psicológico, sino resultado del encuentro sorpresivo e inesperado con Jesús:

“Sólo el acontecimiento, el encuentro fuerte con Cristo, es la clave para entender lo que sucedió: muerte y resurrección, renovación por parte de Aquel que se había revelado y había hablado con él. En este sentido más profundo podemos y debemos hablar de conversión. Este encuentro es una renovación real que cambió todos sus parámetros. Ahora puede decir que lo que para él antes era esencial y fundamental, ahora se ha convertido en "basura"; ya no es "ganancia" sino pérdida, porque ahora cuenta sólo la vida en Cristo”.

Y el Papa concluye con un consejo para nosotros, que ahora nos puede ayudar a aprovechar la gracia del Año de la Misericordia, para convertirnos en profundidad:

“También nosotros podemos encontrarnos con Cristo en la lectura de la sagrada Escritura, en la oración, en la vida litúrgica de la Iglesia. Podemos tocar el corazón de Cristo y sentir que él toca el nuestro. Sólo en esta relación personal con Cristo, sólo en este encuentro con el Resucitado nos convertimos realmente en cristianos. Así se abre nuestra razón, se abre toda la sabiduría de Cristo y toda la riqueza de la verdad. Por tanto oremos al Señor para que nos ilumine, para que nos conceda en nuestro mundo el encuentro con su presencia y para que así nos dé una fe viva, un corazón abierto, una gran caridad con todos, capaz de renovar el mundo”.

Más adelante, al hablar de la “Teología de la Cruz” en San Pablo (Catequesis del 29-X-2008), Benedicto XVI viene a concluir que la Cruz de Cristo, a la que el apóstol estuvo unido tan estrechamente, es la manifestación del Amor gratuito y misericordioso del Señor.

“Para san Pablo —dice el Papa— la cruz tiene un primado fundamental en la historia de la humanidad; representa el punto central de su teología, porque decir cruz quiere decir salvación como gracia dada a toda criatura. El tema de la cruz de Cristo se convierte en un elemento esencial y primario de la predicación del Apóstol”.

Pero, ¿por qué san Pablo hace de la palabra de la Cruz el centro de su predicación?

El Papa dice: “La respuesta no es difícil: la cruz revela "el poder de Dios" (cf. 1Co 1, 24), que es diferente del poder humano, pues revela su amor: "La necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres" (1Co 1, 25). Nosotros, a siglos de distancia de san Pablo, vemos que en la historia ha vencido la cruz y no la sabiduría que se opone a la cruz. El Crucificado es sabiduría, porque manifiesta de verdad quién es Dios, es decir, poder de amor que llega hasta la cruz para salvar al hombre. Dios se sirve de modos e instrumentos que a nosotros, a primera vista, nos parecen sólo debilidad”.

Por lo tanto, en el Año de la Misericordia, a punto de comenzar,  habrá que tener muy presente la Cruz de Cristo, en la que se manifiesta su Amor y su Misericordia, para amarla cada día más y para estar más estrechamente unidos a Ella.  

sábado, 14 de noviembre de 2015

Contemplar la Misericordia de Dios en Cristo

En 1980, el año del sínodo que daría lugar a la Exhortación apostólica Familiaris Consortio (tan citada en el último sínodo de obispos), san Juan Pablo II publicó su segunda encíclica: la “Dives in misericordia”.


Al comienzo de este documento, el Papa nos da a conocer que lo escribe, como ya lo había hecho con la Redemptor Hominis, siguiendo las enseñanzas del Concilio Vaticano II y “en correspondencia con las necesidades particulares de los tiempos en que vivimos”, “tiempos críticos y nada fáciles”.

Han pasado 35 años y podemos afirmar que nuestros tiempos son aún más críticos y difíciles; y más necesitados de la Misericordia de Dios.

San Juan Pablo II quería que contempláramos, en Cristo, el rostro del Padre, que es “misericordioso y Dios de todo consuelo” (2 Co 1, 3). El que ha visto a Cristo, ha visto al Padre (cfr. Jn 14, 8   s). 

Si queremos ser misericordiosos con nuestros hermanos, antes, tenemos que contemplar la Misericordia de Dios, en Cristo.

San Juan Pablo II nos recuerda que “cuanto más se centre en el hombre la misión desarrollada por la Iglesia; cuanto más sea, por decirlo así, antropocéntrica, tanto más debe corroborarse y realizarse teocéntricamente, esto es, orientarse al Padre en Cristo Jesús. Mientras las diversas corrientes del pasado y presente del pensamiento humano han sido y siguen siendo propensas a dividir e incluso contraponer el teocentrismo y el antropocentrismo, la Iglesia en cambio, siguiendo a Cristo, trata de unirlas en la historia del hombre de manera orgánica y profunda. Este es también uno de los principios fundamentales, y quizás el más importante, del Magisterio del último Concilio” (Dives in Misericordia, 1).

“Es necesario constatar —continúa el Papa— que Cristo, al revelar el amor-misericordia de Dios, exigía al mismo tiempo a los hombres que a su vez se dejasen guiar en su vida por el amor y la misericordia. Esta exigencia forma parte del núcleo mismo del mensaje mesiánico y constituye la esencia del ethos evangélico. El Maestro lo expresa bien sea a través del mandamiento definido por él como "el más grande", (Mt 22, 38) bien en forma de bendición, cuando en el discurso de la montaña proclama: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5, 7) (Dives in misericordia, 3).

Durante el Año Santo que está a punto de comenzar, la Iglesia abrirá nuevamente sus compuertas para hacernos llegar a todos la infinita Misericordia de Dios. Pero, ¿cómo lo hace? Leamos lo que nos dice, al respecto, el Papa san Juan Pablo II en su encíclica sobre la Misericordia:

“La Iglesia vive una vida auténtica, cuando profesa y proclama la misericordia-el atributo más estupendo del Creador y del Redentor-y cuando acerca a los hombres a las fuentes de la misericordia del Salvador, de las que es depositaria y dispensadora. En este ámbito tiene un gran significado la meditación constante de la palabra de Dios, y sobre todo la participación consciente y madura en la Eucaristía y en el sacramento de la penitencia o reconciliación. La Eucaristía nos acerca siempre a aquel amor que es más fuerte que la muerte: en efecto, "cada vez que comemos de este pan o bebemos de este cáliz", no sólo anunciamos la muerte del Redentor, sino que además proclamamos su resurrección, mientras esperamos su venida en la gloria (Cfr. 1 Co 11, 26; aclamación en el "Misal Romano"). El mismo rito eucarístico, celebrado en memoria de quien en su misión mesiánica nos ha revelado al Padre, por medio de la palabra y de la cruz, atestigua el amor inagotable, en virtud del cual desea siempre El unirse e identificarse con nosotros, saliendo al encuentro de todos los corazones humanos. Es el sacramento de la penitencia o reconciliación el que allana el camino a cada uno, incluso cuando se siente bajo el peso de grandes culpas. En este sacramento cada hombre puede experimentar de manera singular la misericordia, es decir, el amor que es más fuerte que el pecado”.

Por lo tanto, la mejor manera de comprender la Misericordia de Dios, en Cristo, es participar frecuentemente en la Eucaristía y prepararnos, previamente, al encuentro con Cristo, mediante el Sacramento de la Penitencia; uniendo a esto la escucha asidua de la Palabra de Dios

Terminamos con unas palabras de san Juan Pablo II en las que nos señala claramente el Camino para contemplar la Misericordia divina: el Corazón de Jesús:

«La Iglesia profesa de manera particular la Misericordia de Dios dirigiéndose al Corazón de Cristo. El acercarnos a Cristo en el misterio de su Corazón nos permite detenernos en este punto de la revelación del Amor misericordioso del Padre, que ha constituido el núcleo central de la misión mesiánica del Hijo del Hombre». 

sábado, 7 de noviembre de 2015

El Aviso anunciado en Garabandal y la Misericordia

El Año Santo de la Misericordia concluirá con la solemnidad de Cristo Rey del Universo, el 20 de noviembre de 2016. El domingo precedente (XXXIII durante el año, Ciclo C) es probable que sea el día del Aviso, según la hipótesis elaborada por Antonio Yagüe. Se puede ver la siguiente web sobre las apariciones de la Virgen en San Sebastián de Garabandal: Garabandal.it.



Efectivamente, ese domingo será el 13 de noviembre de 2016, cinco meses antes del día en que quizá ocurra el Milagro eucarístico que anunció la Virgen a las niñas de Garabandal.

El próximo viernes, 13 de noviembre de 2015, estaremos a un año del Aviso de Garabandal.

Como sabemos, el 1 de enero de 1965, Nuestra Señora reveló a Conchita, en Los Pinos (Garabandal) la naturaleza del Aviso que será enviado por Dios para la purificación de las conciencias y del mundo, en anticipación del gran Milagro que le seguirá, del cual ya les había hablado la Virgen con anterioridad (cfr. Con voz de Madre, pp. 113-114).

“Además de los testimonios importantes a favor de la veracidad del Aviso por parte del Padre Pío de Pietrelcina y de la Madre Teresa de Calcuta, hay tal cantidad de mensajes de muy diversas procedencias que coinciden sorprendentemente en lo mismo (entre ellos de varios santos), que resulta muy convincente considerar que estamos muy cerca del momento en que ocurrirá lo anunciado en Garabandal” (Con voz de Madre, p. 20).

El 19 de junio de 1965, Conchita escribía lo siguiente: “Será como un castigo, para acercar a los buenos aún más a Dios y para advertir a los otros que o se convierten o tendrán su merecido. En que consiste el aviso no lo voy a revelar. La Virgen no me habló que lo dijera. ¡Dios quiera que, gracias al aviso, nos enmendemos y cometamos menos pecados contra El!” (Tomado de Virgen de garabandal).

El Aviso de Garabandal es una manifestación extraordinaria de la Misericordia divina. Es muy probable que, casi al terminar el Año de la Misericordia, Dios nos ofrezca una prueba patente de su Amor, a todos los hombres, de manera personal y directa a cada uno.

Antonio Yagüe, que ha investigado con profundidad las apariciones de la Virgen en Garabandal, afirma que “El Aviso o Advertencia es un importante hecho de carácter global, físico y espiritual, anunciado por la Sagrada Escritura en el sexto sello del Apocalipsis (Apoc 6, 12-18) y recordado por la Virgen como algo próximo, especialmente a partir de las apariciones de Garabandal”.

“El sexto sello del Apocalipsis —continúa Yagüe—, describe una gran catástrofe natural de origen astronómico y simultáneamente un fenómeno personal universal. Ambos hechos afectan a los reyes de la tierra, los magnates, los tribunos, los ricos, los poderosos, y todos, esclavos o libres (Apoc 6, 15). No hay estamento social o régimen político que no le afecte. El conjunto de acontecimientos es tan insólito que dejan en todos los hombres la convicción interna, como aviso íntimo, de que ha llegado el Gran Día de su cólera y ¿quién podrá sostenerse? (Apoc 6, 17). Día de ira el día aquel, día de angustia y de aprieto, día de devastación y desolación, día de tinieblas y de oscuridad, día de nublado y densa niebla (Sof 1, 15). Se puede decir que hay un antes y un después de los hechos del sexto sello” (La Astronomía Sagrada y los Últimos Tiempos, Parte 1, p. 35).

Antonio Yagüe sostiene que el gran Milagro tendrá lugar el Jueves Santo de 2017 (día de San Hermenegildo, mártir de la Eucaristía), que es el 13 de abril. El Aviso será cinco meses antes, es decir, el 13 de  noviembre de 2016. Un 13 de noviembre de 1965 fue la fecha de la última aparición a Conchita, sola y bajo la lluvia en los Pinos de Garabandal.

La picadura de las langostas del Apocalipsis “atormenta durante cinco meses (Apoc 9, 6). Tiene límite el periodo de responder afirmativamente a la invitación de conversión del Aviso. El final lo marca el día del Milagro, de la señal de la Mujer, porque el Aviso es como una purificación para prepararse para el Milagro, (…) para ver si con el Aviso y el Milagro nos convertimos (Conchita 14 septiembre 1965 en Our Lady comes to Garabandal por Joseph A. Pelletier, A. A., pp. 149-150)” (La Astronomía Sagrada y los Últimos Tiempos, Parte 1, p. 35).

Otra coincidencia interesante es un mensaje de la Virgen a Marga, precisamente el 13 de noviembre de 2008 (ocho años antes de la fecha probable del Aviso), en el que nos habla de lo importante que es amar; es decir: tener misericordia con todos (cfr. Tomo Azul: El Triunfo de la Inmaculada, p. 36):

“¡Marga…! ¡Marga…!
Lo que Yo quiero contigo es muy grande, hija. Misionera. Te quiero proclamando la Buena Noticia por todos lados. Te quiero en permanente misión.
Preparaos para un Juicio particular. Sí, hija mía: va a venir una especie de Juicio particular.
¿El Aviso? (palabras de Marga)
Sí.
Reparte de mi Amor. Están todos muy necesitados.
Olvídate de todo lo que tú opinas que son afrentas hacia ti, y ámalos. ¿Qué más da afrenta o no afrenta? ¡Ama!
Ah… es donde más os cuesta amar donde vendrán las preguntas en mi Juicio: “¿Amaste a esta persona que te costaba? ¿Le procuraste el bien? ¿Le devolviste bien por mal? Cuando Dios te probaba en el amor, ¿saliste vencedora?”.
Porque fácil es amar cuando todos nos aman. Así, ¿qué mérito tenéis. Hacen esto mismo los publicanos y pecadores (cfr. Mt 5, 46).
Sí, sí… afinad mucho. Sed cada vez más finos en el amor. ¡Y exigíos mucho! Pues mucho se os ha dado.
Te bendigo.
Adiós”. 


sábado, 31 de octubre de 2015

Comprender y acoger la Misericordia divina

El 8 de diciembre comenzaremos, en la Iglesia, el Año Santo, que será un Año de la Misericordia. Escucharemos hablar mucho sobre la misericordia.


Por eso, nos parece oportuno, en estas próximas semanas, profundizar en el contenido de esta palabra, particularmente en los textos de los dos últimos Papas: San Juan Pablo II y Benedicto XVI; pero también en los escritos de otros santos, como Santa Faustina Kowalska —a quien debemos el fuerte acento de los últimos pontificados sobre este tema central de nuestra fe, especialmente en la época en que vivimos—, y San Josemaría Escrivá de Balaguer, que también tiene una enseñanza muy rica sobre la Misericordia.

Además, dedicaremos algunos posts a reproducir frases sobre la Misericordia en los “Dictados de Jesús a Marga” (Tomo Rojo: “La Verdadera Devoción al Corazón de Jesús”).   

Es conocida la entrevista que le hicieron a San Juan Pablo II en Alemania poco antes de sufrir el atentado del 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro.

En aquella ocasión, a la pregunta sobre qué cosas sucederán en la Iglesia respondió:

"Debemos de prepararnos a soportar dentro de no mucho tiempo grandes pruebas las cuales nos exigirán la disposición de nuestra vida y una dedicación total a Cristo y para Cristo. Con la oración vuestra y la mía es posible mitigar esta tribulación, pero no es posible eliminarla, porque sólo así la Iglesia puede ser efectivamente renovada. ¡Cuántas veces de la sangre ha emergido la renovación de la Iglesia! También esta vez no será diferente. Debemos de ser fuertes, prepararnos, confiar en Cristo y en su Madre Santísima" (ver Virgen de Garabandal).

Actualmente la Iglesia está bebiendo el cáliz amargo del sufrimiento, y las tinieblas de la falta de fe y de la infidelidad se esparcen cada vez más dentro de Ella (cfr. Con Voz de Madre, p. 185).

Tanto San Juan Pablo II como Benedicto XVI no se cansaron de invitar a todos los hombres a la penitencia, a la conversión y a la confianza en la Misericordia divina.

San Juan Pablo II dejó escrito el texto que debía leerse en el mensaje del Ángelus el día de la Divina Misericordia, 2 de abril del año 2005. El Papa murió en la víspera de esa fiesta. Ese texto, que es como su testamento para toda la humanidad dice lo siguiente:  

“A la humanidad, que a veces parece extraviada y dominada por el poder del mal, del egoísmo y del miedo, el Señor resucitado le ofrece como don su amor que perdona, reconcilia y suscita de nuevo la esperanza. Es un amor que convierte los corazones y da la paz. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de comprender y acoger la Misericordia divina!

Señor, que con tu muerte y resurrección revelas el amor del Padre, creemos en ti y con confianza te repetimos hoy: ¡Jesús, confío en ti, ten misericordia de nosotros y del mundo entero!”.

Dios quiso convertir a San Juan Pablo II en el portavoz de la Misericordia del mismo modo que quiso convertir a Santa Faustina en su secretaria. Portavoz y secretaria no hicieron sino descubrirnos los escondidos tesoros de la Misericordia que nos han sido abiertos (cfr. Cesar Uribarri, Cuando sólo queda la Misericordia. Domingo de la Divina Misericordia, actualizado el 13 de abril de 2012, publicado en Religión en Libertad.

Jesús dijo a Santa Faustina Kowalska: “Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mí misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia. Cada alma respecto a mí, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas, deseo que se celebre solamente el primer domingo después de la Pascua. La humanidad no conocerá paz hasta que se dirija a la Fuente de Mi misericordia”. 


sábado, 24 de octubre de 2015

"Yo Soy el Amor dado al mundo para su salvación"

Las lecturas de la Misa de este domingo XXX durante el año (Ciclo B) nos dan pie para profundizar en en el significado de una palabra que actualmente se utiliza poco, pero que siempre ha tenido una gran importancia en la vida cristiana: la palabra “salvación”.


En la Primera Lectura, el profeta Jeremías (cfr. Jer 31, 7-9) se hace eco de la invitación del Señor a su Pueblo: “proclamad, alabad y decid: ¡El Señor ha salvado a su pueblo, ha salvado al resto de Israel!” (Jer 31, 7). Y en el Evangelio de la Misa, leeremos mañana el relato que hace Marcos de la curación del ciego de nacimiento, Bartimeo. Jesús nos salva de la ceguera y la oscuridad y nos concede la visión nueva y la luz de la fe.

Antes, había la conciencia, entre los cristianos (también, fuertemente, entre los católicos) que lo único importante en la vida es conseguir “la salvación”: salvarse uno mismo y procurar colaborar en la salvación de muchos hermanos nuestros: cuantos más, mejor.

Es verdad que esta expresión podría tener una connotación reductiva: salvarse del infierno, salvarse de la condenación eterna. Pero, los que comprendían mejor su significado, buscaban algo más: salvarse del pecado para poder vivir en Cristo y así estar preparados para salvarse definitivamente e ir al Cielo, a la Vida eterna, después de la muerte.

Las palabras de Cristo estaban profundamente grabadas en la conciencia cristiana: “De qué sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma” (Mt 16, 26).

Todos sabían, al mismo tiempo, que para salvarse había que estar en gracia y no morir en pecado mortal. Y, como no sabemos cuándo llegará el momento de la muerte, hay que procurar estar siempre en gracia.

Siempre se ha entendido que Cristo ha venido al mundo a salvarnos del pecado, de la muerte eterna y del demonio. Cristo es Nuestro Salvador, y tenemos absoluta necesidad de acudir a Él en estos momentos de la historia en que abunda el pecado, muchos hombres están en peligro de perder la vida eterna y el maligno está más activo que nunca, como león rugiente buscando qué presa devorar. Sobre este último punto, vale la pena leer una de las intervenciones del Cardenal Robert Sarah en el Sínodo de Obispos en la que señala el indudable origen demoniaco de las masacres islámicas de ISIS y las exigencias libertarias de la ideología de genero.  

La palabra “salvación” es sinónima de “santificación”. Pero esta última tiene un significado más positivo: no sólo hay que salvarse de las llamas del infierno. Se añade algo más: no se trata sólo de salvarse (si se entiende esta palabra con un significado minimalista), sino de ser santos (perfectos en el Amor). Dios nos ha creado para que seamos santos, a todos los hombres (cfr. Ef 4, 1): desea nuestra santificación. Es decir, desea que participemos en su Amor por toda la eternidad.

La salvación no es obra de nuestras fuerzas. Aunque es importante y necesario que cada uno colaboremos para alcanzar esa meta, la salvación de nuestras almas es obra de la gracia: es obra de Dios.

Dios es quien nos salva de la muerte, del pecado y del demonio. Dios es quien nos santifica. Esta tarea se atribuye especialmente al Espíritu Santo, el Santificador.

Salvan la verdad y la fe (cfr. Encíclica Veritatis splendor de san Juan Pablo II). Salva la esperanza (cfr. Encíclica Spe salvi de Benedicto XVI). Salva el dolor (cfr. la Encíclica Salvifici doloris, de san Juan Pablo II). Y, sobre todo, salva el Amor (cfr. 1 Cor 13).

Pues, así como antes, en la conciencia cristiana, estaba muy metida la necesidad de la propia salvación como lo “único importante”, también ahora conviene fomentarla en la Iglesia.

Veamos algunos ejemplos de la utilización de esta palabra en la literatura espiritual cristiana. Nos fijaremos especialmente en dos autores: san Josemaría Escrivá de Balaguer y los Mensajes de Jesús y María a Marga.

Camino 192:
“Siempre sales vencido. –Proponte, cada vez, la salvación de un alma determinada, o su santificación, o su vocación al apostolado... –Así estoy seguro de tu victoria”.

Camino 550:
“Ideo omnia sustineo propter electos" –todo lo sufro, por los escogidos, "ut et ipsi salutem consequantur" –para que ellos obtengan la salvación, "quae est in Christo Jesu" –que está en Cristo Jesús.
–¡Buen modo de vivir la Comunión de los Santos! –Pide al Señor que te dé ese espíritu de San Pablo”.

Camino 796:
“Pequeño amor es el tuyo si no sientes el celo por la salvación de todas las almas. –Pobre amor es el tuyo si no tienes ansias de pegar tu locura a otros apóstoles”.

Amigos de Dios, 9:
“Por esto precisamente, he predicado siempre que nos interesan todas las almas –de cien, las cien–, sin discriminaciones de ningún género, con la certeza de que Jesucristo nos ha redimido a todos, y quiere emplearnos a unos pocos, a pesar de nuestra nulidad personal, para que demos a conocer esta salvación”.

Mensaje de Jesús a Marga (11 jul 1998):
“Vive en Mí. Habita en mi Corazón. Mansión eterna. Mansión dichosa para ti y para los hombres. Para todos los que quieran venir a Mí.
¡Venid a Mí! Y aprended de Mí, que me entrego a vosotros para vuestra salvación.
Aquí está el Árbol de la Vida.
Aquí está la Fuente de tu vida.
Aquí está el Amor no amado.
Aquí está vuestra Salvación”.

Mensaje de María a Marga (15 ago 1998):
“¡Niños, niños! ¿Qué hacéis? ¿Qué hacéis con vuestra alma? ¿Qué hacéis con vuestra salvación?”. 

Mensaje de Jesús a Marga (4 dic 1998):
“Todo, todo está pensado para vuestra salvación. Y cuando quiero, mi Corazón tiene efusiones más ardientes. Sabed reconocerlas, porque ahí están. Abrid vuestras manos, abrid vuestros ojos, abrid vuestro corazón”.

Mensaje de Jesús a Marga (30 ene 1999):
“Yo encuentro mis delicias con los hijos de los hombres.
Venid a formar parte de mis manjares. Yo Soy vuestro Manjar, Yo estoy a vuestro alcance. Comed de Mí, bebed de Mí. Me doy a vosotros para vuestra salvación.

Mensaje de la Virgen a Marga (9 abr 1999):
“Esta es la Hora, éste es el tiempo destinado por su Infinita Misericordia, éste es el tiempo de vuestra salvación”.

Mensaje de la Virgen a Marga (17 may 1999):
“Bendito Apostolado de la Oración, bendita salvación para los pecadores que otro se ofrezca por el condenado. Bendito amor verdadero, el que da la vida por sus hermanos. Benditos seáis todos los que os sacrificáis y oráis por los pecadores”.

Mensaje de Jesús a Marga (22 jun 1999):
“Yo Soy el Amor, el Amor dado al mundo para su salvación, para sanarlos de su enfermedad, para curar su pecado, limpiar su delito”.



sábado, 17 de octubre de 2015

La Verdadera Devoción al Corazón de Jesús

En este blog hemos ido recogiendo muchos mensajes recibidos por Marga, la mujer española, esposa y madre de familia que ha publicado dos libros (en 2008 y en 2012) con el contenido de las revelaciones privadas comunicadas por Jesús y por María a ella.


El primer libro (Tomo Rojo) lleva por título “La Verdadera Devoción al Corazón de Jesús” (VDCJ), y el segundo (Tomo Azul): “El Triunfo de la Inmaculada”. Marga ha prometido un tercer libro, que llevará por título: “El Reinado Eucarístico”.
Hasta ahora  no hemos sabido mucho acerca de Marga, pero sí lo principal. Como es lógico, nos encantaría conocer más datos de su vida, de su experiencia. Nos gustaría saber más cosas de su relación con Jesús y con Nuestra Señora, y conocer el contenido de los mensajes en cuanto los recibe, sin tener que esperar a que escriba un libro.
Sin embargo, se ve que el Señor y la Virgen la orientan de una determinada manera y, en definitiva, es mejor conformarnos y alegrarnos con el plan de Dios sin querer saber más de lo que Él quiere darnos a conocer, poco a poco.
Recientemente en el blog de la página web (cfr. ) ha aparecido un audio (con el texto adjunto) de una conferencia que dio en España, el 29 de junio de 2015 (Solemnidad del Corazón de Jesús), un hombre —no sabemos su nombre— que conoció a Marga hace doce años. Desde entonces ha colaborado con ella en grupos de oración y en el apostolado (que incluye la edición de los libros).
La conferencia dura 38:20 minutos. Vale la pena escucharla completa:


El conferencista explica qué son las revelaciones privadas y cuál es su papel dentro de lo que Dios quiere comunicarnos. No forman parte de la revelación pública pero no por eso son poco importantes. Dios desea que las escuchemos pues nos ayudan, en una determinada época de la Iglesia, a conocer más plenamente su plan para la humanidad.
Siempre hay que discernir si son verdaderas o falsas. El conferencista da su testimonio personal a favor de Marga. Dice que es una mujer sencilla y normal, y que ha ido creciendo en las virtudes y el amor de Dios desde que él la conoció.
Además, sus libros los han leído más de cien sacerdotes —muchos de ellos con un doctorado en teología— y se han enviado a todos los obispos de España. Hasta ahora nadie ha señalado un error teológico en su contenido.
El Señor, a través de sus dictados a Marga, desea que profundicemos en la devoción al Corazón de Jesús, que es el centro de la verdadera espiritualidad cristiana, tal como lo han hecho notar tantos documentos del Magisterio de la Iglesia y tantos santos y santas en los últimos siglos (por ejemplo, Santa Teresa de Lisieux, Santa Faustina Kowalska, San Jossemaría Escriva, San Juan Pablo II…).
El conferencista señala cuatro rasgos fundamentales de la devoción al Corazón de Jesús:
1.   Un amor puro y total entregado de Cristo y a Cristo. Los que viven esta devoción son quienes avanzan más rápido a la santidad.
2.   Un abandono confiado, alegre y pleno de felicidad en el Corazón de Jesús, abandonando en Él todas las cosas.
3.   Componente de reparación: se vive la reparación al Corazón de Jesús, porque el sufrimiento de Cristo es el sufrimiento del que ama profundamente Su Corazón.
4.   Componente Eucarístico: quien vive la Verdadera Devoción al Corazón de Jesús, tiene su vida centrada en la Eucaristía, y sólo en ella encuentra su razón de ser cristiano.
Por último, también menciona cómo la devoción al Corazón de Jesús, que va ligada íntimamente a la devoción al Corazón Inmaculado de María, nos prepara, en estos últimos tiempos, para el Reinado Eucarístico de Jesucristo, del cual se habla mucho en los mensajes.
Nos parece que tenemos muchos motivos para creer que los mensajes que recibe Marga son verdaderos. La mejor manera de darse cuenta de esto es leerlos y meditarlos despacio, si es posible frente a Jesús en la Eucaristía. Tanta riqueza, tanta belleza, y tanta verdad y amor no es posible que proceda más que de Dios.
Nos da también mucha alegría saber que en un buen número de esos mensajes, la Virgen menciona las apariciones en Garabandal como auténticas.   



sábado, 10 de octubre de 2015

"¡Pedidme! Pedidme día y noche que venga"

Con el mensaje de Jesús a Marga, del 16 de julio de 2008 —que reproducimos completo a continuación—, en la festividad de la Virgen del Carmen, terminan los mensajes en los que aparece la palabra “Tribulación” en el Tomo Rojo (primer tomo de los mensajes recibidos por Marga, del 11 de julio de 1998 al 18 de julio de 2008).


Al parecer, los tres años finales de la “Gran Tribulación” corresponden a lo que la Virgen anunció a las niñas de Garabandal como el “Castigo”, que vendrá después del “Aviso” y del “Milagro”.

Jesús nos invita a pedir, con mucha fe, su Venida: “¡Pedidme! Pedidme día y noche que venga. ¡Y vendré! ¡Vendré para regir la tierra!”.

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Mensaje de Jesús a Marga (16 de julio de 2008)

Este don no es importante porque tú eres importante, sino porque Yo Soy Importante y tengo un Mensaje que decir a la humanidad. Porque Yo quiero seguir instruyéndola hasta el fin de los siglos. Y esa instrucción debe llegar al Resto. El Resto de Israel (cfr. Jr 31,7; Ez 9,8; 11,13; Miq 2,12; Neh 11,20). Me comunico estos días para el Resto de Israel. Según profetizado desde antiguo, quedará un Resto en Israel, en el Terror de los Últimos días, un Resto en la Persecución, que será fiel a la enseñanza tradicional, sobre el que Yo me derramaré e instruiré, marcaré el camino por medio de estos mis pequeños arquitectos.
Porque todo se ha vuelto oscuro, hoy, más que nunca, es necesario este don.
Mira el mundo convulsionado. El mundo está convulsionado por el desamor. Sobre todo por el desamor que reina.
El Anticristo lo hace ya abiertamente y, desatando su ira contra Mí, persigue a mis cristianos y deja abolida la Eucaristía. En su lugar, efigies del anticristo presiden «celebraciones de paz». Se logra una pretendida, aparente paz en este mundo convulsionado. La logra él. Por lo que le alaban.
Mírame a Mí escondido. Lo hago en tu casa y en las casas de los míos. Mis templos son vuestros lugares, iglesias domésticas. Todavía entonces estoy más escondido. Porque si lograran asirme, sería otra vez asesinado. Se cometería sacrilegio.
Ellos piensan: «La Iglesia no ha conseguido la paz ni el ecumenismo que predice, sin embargo, Lucifer, ése sí nos ha dado la paz y la prosperidad».
Veíamos ayer cómo la imagen de mi Corazón era la mejor manera que ha tenido el Padre para escenificaros su Amor. Es la manera más idónea de acercarse a comprender el Amor de Dios, que se ha manifestado en su Hijo-Hombre por medio del Espíritu Santo. Y con este medio de mi Imagen, pública y honrada, Yo atraeré a todos los hombres a Mí.
En la Revelación de la Misericordia divina a Sor Faustina Kowalska, se escenificó las Gracias derramadas sobre el mundo desde mi Sagrado Corazón. Una Devoción a la que Yo acompañé de Gracias especialísimas con un último intento ya de atraer a todos los hombres hacia Mí. Y con ella terminó para este Tiempo la Revelación de mi Sagrado  Corazón.
Lo que a ti te comunico es mi Sagrado Corazón para un Tiempo Nuevo. Donde la antigua tierra ha pasado. «Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva» (cfr. Ap 21,1s)..
En esta época estáis entrando. Para ello, el pecado ha de ser destruido. Destruida la Abominación de la Desolación. Destruidas las obras de pecado y el artífice de la Iniquidad. Para que reine Yo en mi Reino Nuevo, en medio de mi Santuario. El cual será Torrente que lleva las Aguas caudalosas a tener su anclaje en el fondo de los corazones de sus fieles. De su Seno, manarán ríos de Agua Viva (cfr. Jn 7,37s).
¿Qué es esto? Esto que Yo te comunico y está anunciado. De la Custodia, en Permanente Adoración en los Templos, manarán Gracias a raudales, para algunos incluso visibles, sensibles para todos. No se cerrarán a los fieles (los Templos). Día y noche permanecerán en Adoración. No se me dejará jamás solo, como eso que ves hoy en día que ocurre. «Dios-con-vosotros» no será abandonado ya jamás. Será un anticipo del Cielo. En el Cielo también hay Adoración Eucarística. La Eucaristía es eterna.
Estaba todo tan oculto, había tanto pecado en vuestro suelo, que pensaréis cómo os había sido posible la vida allí.
¿Y cuándo resucitemos? (palabras de Marga)
Eso ahora no alcanzas a comprenderlo. La humanidad no se encuentra preparada para esa Revelación. Está preparada para esta que te cuento ahora. No obstante, no todos. Por eso te digo, hija, que dirijo este Libro principalmente para mi Resto en la tierra. Los «Anawim», los «pobres de Yahveh.» Sed pobres para poder y para saber recibirlo. Cuando todos conozcáis mis Secretos Profundos, revelados a través de mi Corazón.
Mira, será necesario salir en mi defensa. Porque me roban de los Templos. A los defensores de mi Eucaristía, Yo les revelaré mis Secretos Profundos de Amor.
Hija mía, después del Desastre, todo quedará destruido. Se saquearán los Templos. Las Hostias Consagradas, que quedan en los Sagrarios, serán profanadas. Se cogerán para misas sacrílegas y para satánicos rituales. Los que seáis más valientes, salid a defendedme, pues se acabará con vuestra vida.
Los no partidarios de Dios, enloquecerán de tal forma, que se volverán endemoniados. El Demonio hará presa en ellos. Satanás se adueñará del mundo. En ese momento, se acabó el Tiempo de conversión otorgado por mi Misericordia. Y al hombre no le será posible ya convertirse ni volver a Mí. Le ha sido dado el Poder al Demonio para atraerse a todos los hombres a él. «Cuando Yo sea tirado por tierra y pisoteado, él atraerá a todos los hombres a sí» (cfr. Al revés que Jn 12,32). Esto es lo contrario de mis Promesas.
Cuando aboláis la Eucaristía.
En el mundo, si no se celebra la Eucaristía, se acaba la vida, y se va enfriando poco a poco. El sol os abandonará. Será una época de mucha carestía.
Idearán una forma de abastecer a mi población, basada en una señal que os implantarán en la mano o en la frente. Así seréis controlados. Así los demonios que moran en los sepulcros, se abalanzarán sobre vosotros, los santos, pretendiendo daros muerte. Algunos lo conseguirán.
Si la persona está señalada con esta marca, es señal para ellos de no haceros daño.
Si la persona no la lleva, señal de que no se ha plegado al sistema: os atacarán.
Para ello es lo que os digo:
-  Llevad siempre con vosotros objetos bendecidos.
-  Bendecid vuestras casas para que no sean asaltadas. Llenadlas de objetos bendecidos y de Agua bendita y exorcizada, que renovaréis periódicamente.
Así, con la señal, las personas podrán comprar o vender. No así vosotros.
Se creará, al margen, como un comercio entre vosotros, oculto, basado en la caridad fraterna y en el Amor. Para subsistir. Sobre todo, viviréis de la Eucaristía. Será vuestro alimento, que se reproducirá. Cada día lo necesario (cfr. Ex 16,4-36). No temáis.
Entre vosotros os abasteceréis. Con mis alimentos bendecidos. Con mis sacerdotes santos, que celebrarán a escondidas, a riesgo de su vida y la vuestra.
Jesús mío: ¿se entrará en las casas para registrarlas?
No. Simplemente os embargan, y os dejan morir de hambre. Seréis muy pocos los que no os pondréis la señal en la mano o en la frente. Advertidos por mis profetas.
Os parecerá muy largo este tiempo. Serán tres años.
Los supervivientes del Desastre, entraréis en el Cénit de la Gran Tribulación.
Es el Triunfo de la Iniquidad. Es la Abominación de la Desolación (cfr. Dn 9,27; 11,31; 12,11; Mt 24,15; Mc 13,14).
La tierra entera será llena de cadáveres. Los cadáveres son estos muertos vivientes que, por su sustento, se venden al Impostor y hacen trato con la Bestia, dándole su propia vida a cambio. Jugando con su condenación. Hasta que Yo, Yo mismo, baje y los destruya a todos.
¡Pedidme! Pedidme día y noche que venga. ¡Y vendré! ¡Vendré para regir la tierra! (cfr. Sal 96,13). Destruiré al adversario y pondré fin a la Iniquidad, mataré a todos los impíos y sobre la tierra ya no habrá más desolación.
Aparecerá una noche toda la tierra llena de cadáveres, porque daré paso a mi Ángel que, como en Egipto, les herirá (cfr. Ex 12,29).
Y  una lluvia restauradora borrará todo de vuestra vista. Y saldrá el Sol. Y me estableceré en lo alto del Santuario, para reinar