domingo, 23 de noviembre de 2014

El Reinado de Cristo

Mañana celebramos en la Iglesia, una vez más, la Solemnidad de Cristo Rey. Él mismo lo dijo a Pilato: “Yo soy Rey” (Jn 18, 37). También le dijo que su Reino “no es de este mundo” (Jn 18, 36).


Todos los días, cuando rezamos el Padre Nuestro, le pedimos a Dios: “venga a nosotros tu Reino”. ¿De qué Reino se trata? ¿Ya ha llegado el Reino de Dios a nosotros, o todavía no?

Jesús también dijo a sus discípulos que el Reino de Dios está “en medio de vosotros” (Lc 17, 21). Con la Encarnación y la Redención de Jesucristo, el Reino de Dios ya está con nosotros (principalmente en la Eucaristía, que es “prenda de Vida eterna”). Sin embargo, aún falta por manifestarse en su plenitud.

En el prefacio de la Misa de Cristo Rey damos gracias a Dios Padre por haber consagrado Sacerdote eterno y Rey del Universo a su Hijo, Jesús, y por haberlo ungido con el óleo de la alegría, para que consumara el misterio de la redención humana, someta a su poder la creación entera y entregue al Padre un reino eterno y universal: el reino de la verdad y de la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz.

Todas estas características del Reino de Dios han comenzado a manifestarse en la vida de los cristianos, pero todavía no de manera plena.

Aún falta por completar en nuestra carne lo que falta a la Pasión de Cristo (cfr. Col 1, 24). La Redención aún no está completa. Aún no ha llegado el triunfo pleno de Cristo sobre el pecado, el demonio y la muerte. Aún la espera ansiosa de la creación anhela la manifestación de los hijos de Dios (cfr. Rm 8, 14). “La misma creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la libertad de la gloria de los hijos de DiosRm 8, 21).

El 17 de junio de 2020, Marga (cfr. Dictados de Jesús a Marga) recibió un mensaje de Jesucristo en el que le explica algo del Nuevo Reino, el Reino de Dios, que esperamos con tanto anhelo en estos tiempos. Marga hace a Jesús unas preguntas muy agudas, y el Señor le va respondiendo. Al final, le hace ver que no podemos entender todo ahora, y hay que esperar a los acontecimientos de Dios.

Vale la pena transcribir todo el mensaje, y meditarlo despacio, como preparación a la Solemnidad de Cristo Rey de este año 2014 (destacamos en negritas algunas frases).

Mensaje de Jesús (17 de junio de 2002)

Jesús:

Jesús, ¿qué es lo que «retiene» al AntiCristo»?

Juan Pablo II. El Primado de Pedro Verdadero, junto con el sufrimiento de todos los santos y las vírgenes. Ése es el obstáculo que lo retiene, pero no puede detener por más tiempo la Mano de Dios cayendo sobre la humanidad.

La Iglesia parecerá ciertamente muerta, para que la Mano de Dios mismo la resucite al tercer día. Día que será adelantado por las súplicas de una Virgen, junto con las de todos los santos. Será adelantado también para que queden supervivientes en Israel. Por la dureza de aquellos días muchos apostatarán de la fe, renegarán de sus creencias, negarán a Dios y adorarán al Diablo.

¡Jesús, Jesús!, ¿ya estamos en esos días?

Ya estáis en ellos.

Yo he elegido a personas como tú que manifiesten mi Voluntad y que avisen a los hombres.

Pero todo parece tan tranquilo...

No lo está. Sabed leer entre líneas y descubrir las manifestaciones de Dios.

Mira, es como una presa, una gran presa, sí, que retiene un torrente desbordado de agua y que se va agrietando, y poco a poco se va rompiendo. Por esas grietas entra agua, hasta que el dique no pueda resistir más la corriente y se rompa. Se desbordará la presa sobre vosotros y sólo los bien afincados lograrán resistir en pie el paso del temporal sobre ellos, hasta que llegue la calma y Yo me manifieste en vosotros, reavivando los huesos de muerte, resucitándolos, volviéndolos a la vida (cfr. Ez 37).

Hay una cosa que no entiendo.

Pregunta.

Parece que tu Segunda Venida tenga que ver con la Resurrección de todos los muertos, con el Juicio Final y la Resurrección de la carne.

La Resurrección de la Iglesia muerta, tendrá que ver con mi Poder, vendrá de mi Mano, no de ningún poder de la tierra, porque será materialmente imposible.

Es el Reino de Dios en la tierra: «Yo Juan, vi unos Cielos nuevos y una Tierra nueva» (cfr. Ap 21,1).

Es el Reinado de los Corazones de Jesús y de María: «Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará» (La Virgen de Fátima, 13-07-1917).

Vengo a restaurar lo que ya estaba muerto, a volverlo a la vida. La venida del Reino de Dios no sólo es en el Cielo: es en la Tierra.

¿Pero con la Resurrección de los muertos?

No todos.

¿Habrá otra Resurrección?

Sí, la definitiva al fin del mundo. Todavía la figura de este mundo no pasa. Yo he querido redimir al mundo. Para eso fui enviado, y todavía no ha sido redimido, no está culminada la redención: «La creación entera sufre con dolores de parto» (cfr. Rm 8,19-22) en espera de ese Día, de dar a luz ese Día, por medio de la Gloria y el Poder de Dios.

Participáis de culminar esa redención, y cuando el mundo esté redimido, vendré Yo definitivamente para resucitar a los muertos.

¿El Reino de Dios en la tierra no es con los muertos resucitados y todos glorificados?

No, es con los hombres. Dios-con-los-hombres. La tierra como al principio. Un Nueva Creación que fue iniciada con Cristo. Y entonces los hombres participaréis de lo que les estuvo reservado a Adán y Eva y sus descendientes como al inicio.

¿Y quiénes son los nuevos Adán y Eva?

Cristo y la Virgen.

¿Y no habrá lucha?, ¿es que el Demonio no estará tentando?

No. Ha sido atado, reducido al abismo por Cristo, por María, que han vencido sobre él, por los hombres fieles.

Quiero ver a los hombres realizando la misión para la que fueron creados: dar gloria a Dios con sus cuerpos, con sus almas, en unión íntima, exquisita, sin división en su naturaleza. Amando a Dios Verdaderamente en cuerpo y alma.

En la tierra, sí, en la tierra. Sin resucitar.

Sin resucitar.

Entonces: ¿qué es la resurrección?

Yo Soy la Resurrección y la Vida. El que crea en Mí, aunque haya muerto, vivirá. No morirá para siempre (cfr. Jn 11,25).

No entiendo. Porque con Adán y Eva no existía la muerte.

Pero estaban llamados a resucitar. La vida en la tierra era una prueba que no superaron. Ahora quiero que se viva como superando esa prueba, porque ha sido superada por Cristo.

Estas cosas no las entiendo, Jesús.

No te corresponde ahora entenderlas. Ya las entenderás. Espera los acontecimientos de Dios, y sus manifestaciones a ti.

Amén.

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