Tempus cadit: el tiempo pasa

El último día del
año se nos despierta la conciencia del tiempo, que pasa (“tempus cadit”, como
decían los romanos), que se acaba. La historia tiene un principio y un fin. El
tiempo de Dios, la eternidad, no.
Mañana, 1° de enero de 2014, los cristianos celebraremos la Maternidad Divina de María: que Cristo, el Hijo eterno del Padre, nos ha visitado, y más que eso, ha venido a los suyos, al mundo creado por Él y para Él, a su casa, naciendo de María. No “a través” de Ella, sino “de Ella”, porque Jesús es plenamente hombre desde dentro, desde lo más profundo de la humanidad.
Vino en la “plenitud de los tiempos”, nacido de una mujer. El tiempo de su primera venida es el más importante de toda la historia: su Centro.
Vino a los suyos y los suyos no le recibieron. Permanecen en el mundo las sombras y las tinieblas, la oscuridad; pero debajo, ya está la Gran Luz, la Gran Esperanza.
Porque Él, que es eterno, nos acompaña en el tiempo. La historia continúa, y se dirige hacia su fin, hacia…
Mañana, 1° de enero de 2014, los cristianos celebraremos la Maternidad Divina de María: que Cristo, el Hijo eterno del Padre, nos ha visitado, y más que eso, ha venido a los suyos, al mundo creado por Él y para Él, a su casa, naciendo de María. No “a través” de Ella, sino “de Ella”, porque Jesús es plenamente hombre desde dentro, desde lo más profundo de la humanidad.
Vino en la “plenitud de los tiempos”, nacido de una mujer. El tiempo de su primera venida es el más importante de toda la historia: su Centro.
Vino a los suyos y los suyos no le recibieron. Permanecen en el mundo las sombras y las tinieblas, la oscuridad; pero debajo, ya está la Gran Luz, la Gran Esperanza.
Porque Él, que es eterno, nos acompaña en el tiempo. La historia continúa, y se dirige hacia su fin, hacia…